Dos días después de que el máximo accionista del Pamesa Valencia, Juan Roig, accediera a la petición de Manuel Llorente de quedar liberado del cargo que tenía como Presidente Ejecutivo, el club azulejero sigue funcionando con normalidad, al menos con la tranquilidad que requiere la situación generada por la salida de Manuel Llorente tras dos años y tres meses desde que tomara las riendas de la entidad taronja, una función que estará vacante hasta que Juan Roig y el Consejo de Administración decidan el camino a seguir, tal y como reflejaron en el comunicado del viernes por la noche: «Ahora nos centraremos en buscar una solución a la inesperada y difícil situación que se ha creado en el club, valorando las decisiones a adoptar de cara al futuro». Un período de reflexión que podría extenderse hasta un plazo máximo de dos semanas para estudiar todo el abánico de posibilidades que se han abierto tras el adiós de Llorente, que pone fin a una de las etapas más convulsas de la historia reciente del Pamesa Valencia.

El reloj de la entidad taronja volverá a ponerse a cero otra vez desde que Manuel Llorente accediera al cargo de Presidente Ejecutivo un 16 de febrero de 2007. Un mandato que se cerró el pasado viernes y que dejó tras de sí una retahíla de decisiones que marcaron la trayectoria del equipo. Llorente llegó al Pamesa dispuesto a aportar su experiencia en la gestión de clubes pero apostó por no realizar demasiados cambios y mantuvo en sus puestos a Johnny Rogers, director deportivo, y al entrenador Fotis Katsikaris, a quien, además, amplió su contrato poco tiempo después. Pero ni en su primera campaña 06/07, ni en la 07/08 llegaron los resultados, lo que llevó a Llorente a revolucionar por completo el organigrama y la forma de funcionar del Pamesa, tras comprobar que tampoco en el inicio de la temporada 08/09 cambiaba el camino del equipo. Tras destituir a Katsikaris, también prescindió de Rogers, así como de otros miembros del departamento técnico del club, por lo que Llorente confió entonces el equipo al técnico croata Neven Spahija y situó a Toni Muedra como uno de los pilares de la secretaria técnica.

Aunque tampoco el equipo dio en los meses finales del ejercicio el ansiado salto de calidad, el ya ex presidente mantuvo su confianza en ambos para poner en marcha un proyecto basado en nuevos principios y valores. Un proyecto que sigue pendiente de la futura asamblea de la Euroliga.