Jeremy Richardson ya está en Valencia. Ayer, alrededor de las 15:10 horas, aterrizó en el aeropuerto de Manises con sus cinco maletas dispuesto a emprender una nueva etapa en Europa, después de su aventura primeriza en Grecia la temporada pasada en el Aris de Salónica. A sus 26 años, ´Slim´, como también se le conoce, llega al Power Electronics para «ayudar» como su primer objetivo, aunque si sus compañeros y el técnico Manuel Hussein lo necesitan, está preparado para asumir su rol de anotador, eso sí, para ello deberá superar con éxito las pruebas médicas a las que será sometido hoy, que tras el caso Winston o el de Augustine ya uno no sabe si será parte del equipo... o no.

Respecto a su estado físico, Richardson fue muy claro: «Me encuentro bien físicamente porque he entrenado mucho durante el verano y desde el momento que me incorpore al equipo lo antes posible ya puedo empezar a ayudar». Hasta que el club taronja no dé el OK a su fichaje —algo que podría hacer hoy mismo o como muy tarde mañana tras la revisión—, el alero estadounidense ya adelantó ayer su agradecimiento al Valencia Basket. «Estoy muy agradecido al Power por darme la oportunidad de estar aquí. Es un honor poder jugar en este equipo. No conozco demasiado la ciudad pero me han hablado muy bien de Valencia y del club. Es un equipo que quiere ganar cosas y para eso he venido».

Para los que aún no le hayan visto sobre el parqué, el de Baton Rouge se define como un jugador que trabaja «duro» y que puede anotar «desde varias posiciones de la pista» —como en EEUU se suele decir, un auténtico ´killer´—, pero que hará «cualquier cosa que el equipo necesite para ganar». De la actual plantilla del VBC, el ex del Aris admitió que aún no ha hablado con ningún jugador, pero que conoce a Cook «por su reciente fichaje» y a De Colo y Claver «por el enfrentamiento del año pasado en la Eurocopa». Por último, Richardson confesó que la Euroliga es «una motivación extra», no sólo para él, sino «para todo el equipo».