Un partido amistoso entre las selecciones de China y Brasil acabó en una auténtica batalla campal entre los jugadores de ambas selecciones, en la que también tomaron parte miembros del cuerpo técnico.

Entre todos ellos se propinaron multitud de puñetazos y patadas, y eso que el partido acababa de comenzar.

Los árbitros suspendieron el partido, pero ni siquiera eso calmó la tensión entre chinos y brasileños, que continuaron la violenta reyerta en los vestuarios.

Ambas federaciones han prometido duras sanciones para sus jugadores y técnicos, aunque éstas aún se desconocen.