Disfrutar. Esto es lo que les han transmitido Víctor Luengo y Nacho Rodilla a los jugadores/as de la Selección Alevín tras concluir su preparación para el Campeonato de España Minibasket. Este pasado fin de semana se cerró en Castellón la preparación, un largo proceso que han podido seguir de cerca dos grandes de nuestro baloncesto: Víctor Luengo y Nacho Rodilla. Sus hijos están entre los 12 jugadores que integran la Selección Alevín, por lo que han asistido en primera persona a la mayor parte de sesiones de trabajo de una generación que comenzó su andadura en el Programa de Tecnificación cuando todavía era Benjamín.

Tres años después les llega a muchos de ellos el momento de vivir una experiencia única, y tanto Víctor Luengo como Nacho Rodilla les enseñan el camino. No el camino hacia el baloncesto de élite, que es hasta donde ellos llegaron después de muchos años de dedicación, sino el camino de disfrutar, de divertirse jugando, algo que es siempre muy importante y más a estas edades, cuando pasa de ser sólo importante a ser algo esencial.

La presencia de Pablo Luengo y Marc Rodilla entre los 12 seleccionados ha sido una gran alegría para dos de los mejores jugadores que ha alumbrado la Comunitat ValencianaPablo Luengo Marc Rodilla . Víctor Luengo señala que "es una ilusión y un premio por el trabajo que realiza durante todo el año con su Club. Como padre, estoy muy orgulloso de de que con su esfuerzo lo haya conseguido. El nivel de la selección era muy alto y ha sido complicado". También Nacho Rodilla utiliza la palabra ilusión, tanto por la que él siente como porque "es una ilusión que supongo que tiene cualquier niño. Mi hijo también lo ha sentido así, tratando cada día de hacerlo un poquito mejor, de ir siempre mejorando con el afán de estar ahí. A ellos les genera una ilusión lógica y normal".

Sólo un mes de diferencia se llevan Pablo y Marc. Eso y unos genes sobrados de talento para el baloncesto va a permitirnos volver a ver juntos en un evento de alto nivel los apellidos "Luengo" y "Rodilla". Para Víctor, "es una anécdota curiosa y una alegría tremenda. Y desde luego una curiosidad más dentro de esa rivalidad que teníamos nosotros al principio antes de coincidir y hacernos amigos". Nacho dice que "es bonito viéndolo desde fuera, que los dos “hijos de” coinciden. Somos dos jugadores de aquí, que hemos trazado toda nuestra carrera en Valencia o hemos tenido nuestros éxitos más importantes. Y ahora ver a tus nanos ahí te da alegría, te genera una ilusión grande. Gusta reencontrarse".

A la hora de buscar parecidos y diferencias, los Rodilla ganan. En palabras de su padre, "Marc es un chico con cierto morro, con desparpajo, con geta para no frenarse, sino al contrario, pelear y tirar hacia delante. Yo a veces también tenía ese puntito de intentar hacer las cosas y que muestra esa forma de jugar". Su evolución es seguida al milímetro en casa. No en vano, su padre es también el técnico del Alevín de la EB Llíria. "Como entrenador, lo que siempre intentas en estas categorías es que los jugadores estén técnicamente formados en las diferentes facetas del juego, y en el caso de Marc sí que se está produciendo ese trabajo, esa progresión", comenta Nacho.

En el caso de Pablo Luengo, Víctor no puede evitar reirse cuando se le pide que defina las principales cualidades de su hijo: "está claro que no se parece en nada a mí porque es un excelente tirador, ésa es su mayor virtud". Además, Víctor también elogia una característica muy importante en un jugador de formación: "lee muy bien el baloncesto. Es muy maduro a la hora de situarse y tomar decisiones en la pista".

El próximo sábado, Marc y Pablo debutarán junto al resto de jugadores/as en el Campeonato de España. Será una fantástica experiencia y aprender de ella será lo más importante. "Mi consejo para todos es que se lo pasen bien, que disfruten del momento. A esta edad hay que disfrutar de lo que se hace, de compartir una experiencia así con otros compañeros", asegura Víctor.