El Estrella Roja de Belgrado hizo realidad el sueño de un jugador norteamericano al que, hace tan solo dos años, los médicos le dijeron que nunca iba a poder jugar a baloncesto. Se trata de Isaiah Austin, pívot estrella de la Universidad de Baylor, y al que en las pruebas médicas previas al draft de la NBA de 2014 (estaba proyectado que iba a ser elegido al final de la primera ronda) se le detectó el Síndrome de Marfan, una enfermedad de corazón que le impedía practicar baloncesto.

Austin se vio obligado a retirarse forzadamente en ese momento, pero la NBA tuvo un detalle con él y le drafteó de forma simbólica, haciéndole subir al escenario de aquel draft, el que era su sueño desde niño. Pero no queda ahí la cosa, pues a sus 12 años recibió un pelotazo en un ojo y perdió totalmente la visibilidad en el mismo, por lo que pretendía ser el primer jugador ciego de un ojo (algo que ocultó durante años a sus equipos y entrenadores) en jugar en la NBA.

Tras dos años fuera de las canchas, Isaiah Austin anunció hace un mes la gran noticia. Los médicos le habían declarado apto para jugar a baloncesto tras evolucionar positivamente de su enfermedad, y el pívot aseguraba que iba a perseguir su sueño. Un mes después, le llega su primera oportunidad para demostrar lo que apuntaba en la Universidad (12 puntos y 6 rebotes por partido) gracias al Estrella Roja de Belgrado. El club serbio le ha firmado su primer contrato profesional, aunque de momento no jugará en Euroliga, sino que pasará a formar parte de la plantilla del FMP Zeleznik, un club afiliado al Estrella Roja.

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