Una taxidermista de Nueva Zelanda, Clare Hobbs, ha creado un bolso con el cuerpo y la cara de un gato disecado. El curioso objeto fue puesto a subasta por 1.450 dólares. Ante el revuelo que ha generado el artículo, su creadora asegura que no se mató a ningún animal para confeccionar el bolso sino que el minino ya estaba muerto, por lo tanto no sufrió lo más mínimo.

Aun así, la controversia está servida y la fundación 'Save Animals From Exploitation' ha comunicado su malestar con el producto y ha añadido que se trata de un accesorio de “mal gusto” y “una falta de respeto”.

Desde la fundación declaran que "si se hiciese esto con la gente sería absolutamente inaceptable... ¡Se está convirtiendo un gato en un bolso de mano!". No obstante, la subasta continúa abierta hasta el próximo miércoles, día en el que se sabrá la cifra final del bolso.