El vídeo lo publicó la noche del pasado lunes en Facebook Cristian Stefan Molocia y ya se ha convertido en todo un viral. Con absoluta seguridad ha llegado mucho más allá a estas alturas. Y es que no todos los días se ve cómo un turista prueba las aguas del puerto de Alicante en pleno mes de febrero al intentar alcanzar la emblemática estatua de Ícaro con su ala de surf, más conocida como "el surfista".

El intrépido saltador, al parecer de nacionalidad británica, flexiona varias veces desde el borde de la escalera antes de lanzarse a la conquista de la plataforma sobre la que descansa la figura de bronce realizada por Esperanza d'Ors. Y su esperanza de alcanzarla casi da sus frutos, pues el salto le dio para tocarla.

Pero no contaba con un hecho físico básico e incontestable: el agua resbala. Y en ella acaba ante la hilaridad de quienes le grababan desde el paseo. El frío, el susto, la vergüenza y muy probablemente el dolor le espolearon para salir rápidamente del agua y echarse las manos a la espalda tras el golpe recibido en su frustrado aterrizaje. Ya lo dicen muchos museos: el arte se mira, pero no se toca.

La escena es muy metafórica, pues la historia de Ícaro acaba con el protagonista cayendo al mar igualmente. Según la mitología griega, su padre Dédalo, junto al que estaba retenido en la isla de Creta por el rey Minos, elaboró unas alas para que ambos pudieran escapar volando.

Sin embargo, el calor del sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas con que fabricó las alas y éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerle en el aire y cayó al mar.