La neurona preguntona venía dispuesta a escribir que no entiende la que se ha montado con Emery y la historia de Banega. Hoy quería escribir que no me parece normal que le demos la vuelta al debate y que ahora queramos hacer culpable al técnico de que el Valencia ha dejado de ingresar un dinero por Banega que a lo mejor nunca volverá a tener sobre la mesa. Es cierto, a lo mejor nunca vuelve tener ese dinero sobre la mesa, o a lo mejor la temporada que viene tiene más del doble sobre la mesa... Pues eso, a lo mejor. Quería escribir de eso pero ha llegado Míchel a llevarse todo el protagonismo con aquello de que «para mí la mejor plantilla es la mía». Y lo dice sentado junto a Emery...

Prefiero hablar del desparpajo de Míchel que pensar si siete u ocho millones por Banega son muchos o son pocos. Soy de los que piensa que un 26 de agosto al entrenador hay que presentarle realidades que conozca bien. De verdad, me revuelve las tripas la imagen del entrenador del Valencia viendo vídeos de un futbolista un lunes 24 de agosto a las cuatro de la tarde para tener que decidir dos horas después si lo cambia o no por Banega. Seamos sensatos, ¡ningún entrenador del mundo al que su presidente le apriete lo que Llorente está apretando a Emery habría aceptado! En este caso el error está en pedirle opinión a un técnico obligado a vivir al día. Eso se hace y punto: «Oye Unai, que hemos vendido a este y fichamos a este otro...». No hay más. Tal y como entiendo esto del fútbol, Emery debería estar legitimado incluso para que llegue el domingo y Banega esté en el banquillo, que por algo es el entrenador y puede poner a Albelda y Marchena en el doble pivote. Por otra parte, el Valencia tendría un problema si cuando Emery descartó el pasado lunes el cambio de Banega por De Guzmán lo hizo pensando en Carleto o Renan... Sería una cuestión de confianza. Por eso querido Emery, fíate de Míchel y ponlo de medio centro, que para jugar a fútbol hay que ser muy descarado. Y al chaval, a descaro, no le ganáis ni tú ni Fernando. Créeme.