Al final la peña va a pensar que mi menda lerenda considera a Banega algo así como la reencarnación de Maradona hecha futbolista del Valencia —de hecho en el periódico ya hay quien me lo recrimina de vez en cuando— pero hay cosas que caen por su propio peso, y es el caso que nos ocupa. Tengo totalmente asumido que si al final Banega no toca ni bola y no demuestra ser válido para organizar el juego del Valencia me comeré con patatas más de un comentario ventajista por las calles de mi pueblo —no pasa nada, todos lo somos en algún momento— y sobre todo algún que otro ´correo eléctrico´ de aquellos que siempre están al acecho para echarte en cara cualquier error sabedores que uno y su neurona los tienen muy de vez en cuando, —¡sí, qué pasa! soy un chico de la calle que vive su canción y también me emborracho y lloro cuando tengo depresión—.

Tirar o no la falta

Decía antes que el caso que nos ocupa, el de Banega, cae por su propio peso. Recuerdo que mi neurona preguntona se lamentaba hace unos días de que había gente que se negaba a darle una segunda oportunidad a Banega a pesar de que el chaval se había cansado de decir por activa y por pasiva que quería recapacitar. Dijo en rueda de prensa que se sentía en deuda con el Valencia y está claro que en esta vida es mucho más fácil decir «tengo ´30 de envit´ y he estado a punto de tirarte la falta», que tener ´30 de envit´ y, efectivamente, tirar la falta, lo que pasa es que el chaval dijo que tiraría la falta con 30 —bueno, de momento la ha tirado con 32— y cuando ha llegado la hora de demostrar si es capaz de corroborar sus palabras con hechos, no van tan desencaminado. Miren, la cosa es muy simple, el Stuttgart dijo que ofrecía 7 millones de euros por él pero no ha podido ser porque Banega se ha negado a jugar en la liga alemana.

Mi demagogia

Dicho esto, y a riesgo de quedar un poco demagogo, yo lo que quiero es un equipo formado por gente que quiera jugar en él. Lo dije el otro día y lo repito, es necesario recuperar la esencia de lo que significa jugar en el Valencia y desterrar para siempre aquello tan de moda últimamente: «A mi me da igual, si no me pagan me voy a otro equipo». Sé que Banega ha metido la pata más de una vez, pero no seré yo quien no le dé otra oportunidad. Ahora la tiene en bandeja, ha privado al club de ingresar un dinero por su traspaso. Ahora, chaval, depende de ti. No la cagues, por fa...

El César y Emery

Por no hablar de que si no me equivoco anda por ahí cerca un Mundial de fútbol y Ever sabe perfectamente que a poco que lo haga bien, su colega Agüero se lo lleva con la albiceleste... Por cierto, que no se equivoque el personal, se queda porque él ha querido... y porque Emery ha querido. Al César lo que es del César, y a Emery también.

Y Míchel

En cualquier caso, también me llama la atención comprobar como Emery no le da bola a Míchel en el centro del campo y le da muchas oportunidades en el sitio de Silva, por detrás del delantero. Esto es una cuestión de opiniones futbolísticas y el entrenador es él, pero sigo pensando que tiene despliegue y recorrido para jugar ahí. Es mi opinión.