La palmatoria en las semifinales de Copa ante el Barcelona me dejó tan aturdido que hasta ayer mismo fui incapaz de sentarme ante el teclado a vomitar un par de ideas. Tenía la cabeza como aletargada y una especie de descarga eléctrica recorría mi cuerpo de pura rabia e indignación cada vez que escuchaba aquello de «en el fondo todos sabíamos que el Barcelona nos iba a eliminar...». Sentía rabia porque me toca las narices la gente que no es capaz de aceptar la realidad, prefiero que la gente se enfrente al toro aunque ese toro sea su propio mecanismo de autodefensa. Me doy cuenta de que conforme voy escribiendo me caliento más y me veo obligado a decir que no soporto aquello de «yo ya lo sabía...», porque si mi menda lerenda quisiera ser el más listo o el más rápido cada día, si quisiera ganar cada partido, a estas alturas de la vida ya no sería del Valencia; ya hay equipos con los que satisfacer el ego casi cada temporada. Sí, lo digo sin miedo; ¡yo era de los que estaba convencido de que el Valencia jugaría la final de Copa! No me escondo. Algo similar escribió Hugo Ballester el pasado sábado en estas mismas páginas. Algo como que no me cuenten milongas de Messi, Xavi o Fàbregas, porque no soy tonto. O al menos no soy tan tonto. Yo también les veo jugar a fútbol casi todos los fines de semana. Yo también puedo perder media hora analizando estadísticas abrumadoras que preñen de argumentos cualquier discurso porque hace tiempo que descubrí que al final cada uno encuentra lo que busca. Y lo que yo buscaba es que mi equipo de fútbol ganara. Sólo eso. Y por eso mi indignación. Y por eso mi temor a acercarme al teclado la semana pasada. Nada más. Prefiero ser ingenuo y volver a pensar que es posible. Soy así. Menos mal que sólo unos días después Osasuna de Pamplona me saca de mi letargo para demostrarme que en el fútbol siempre habrá un hueco para los ingenuos de espíritu y para los locos de corazón. Y de verdad, no me vengan otra vez con aquello de que las situaciones eran diferentes y que por lo tanto el Barça no se tomó los dos partidos con la misma seriedad y que no hay más que ver la alineación que hizo Guardiola. No me vale. Me cansé. Una vez escuché a Pedro Cortés decir que está harto de cazar liebres y tiene razón; a ver si un día de estos, aunque sea sólo por error, cazamos un elefante... De repente, me he dado cuenta de que este jueves salimos otra vez de caza y que no podemos fallar. La pregunta es, qué es más probable, ¿que cacemos elefantes o que lluevan pianos? Por si acaso, yo me quedo aquí hasta el día en que lluevan pianos. Quédate...

twitter.com/Carlos_bosch