Por si alguno queda por ahí despistado, aquí andamos mi neurona preguntona y yo dispuestos a sacar al personal del letargo porque nos tememos que entre el sobaco de Pinto, la posterior eliminación de la Copa del Rey, la facilidad con que le metimos cuatro al Sporting y la impresentable impostura de vendernos que el Madrid no deja que se juegue la final de Copa en el Santiago Bernabéu porque tiene que cambiar los servicios —ojo a los obreros de turno, mejor que se dejen la cartera en casa—, lo mismo alguno de por aquí no se ha dado cuenta de lo mucho que hay en juego hoy. Para que se entienda y partiendo de la base de que la eliminatoria depende del Valencia porque es, futbolísticamente, superior, ¿alguno se ha parado a pensar lo que podría pasar si hoy nos cascan dos o tres? No trato de decir que los resultados están tapando muchas cosas que no vemos o que todavía no queremos ver, porque eso de sacar los trapos sucios cuando los resultados no acompañan lo inventó ´Carracuca´ en el año de ´Maricastaña´ y si no que le pregunten a Piqué, que ya ni es guapo, ni bueno, ni ná... —Shakira sigue igual que siempre y eso es probablemente lo que acelera la calvicie de Guardiola—. Lo que quiero decir es que si el Valencia de Emery cae en esta ronda de la Euroliga podemos dar la temporada por finiquitada en muchos sentidos. Y si yo, precisamente yo que he pasado mi vida entera brindándole al aire mi voz cazallera y jaleando al personal antes de que cada partido, escribo esto, es por la infalible sensación que tengo de que a este equipo que entrena Emery le viene bien entrar al tercio de varas. Yo que cuando las estrellas salen ya estoy colgado del jirón de un sueño, escribo esto porque temo tanto a la pesadilla que por una vez he decidido no volar. Si el Valencia cae en esta ronda de la Euroliga el final de temporada se puede hacer tan largo que mejor ni lo pensamos —por no hablar de que el domingo vamos al Camp Nou y la épica nos la dejamos toda en la autovía hace sólo unos días—, así que si puede ser, queridos futbolistas del Valencia y querido entrenador también, dejémonos de ´monaes´, salgamos al estadio ese en el que más que a fútbol se diría que juegan a rugby y digámosles a la cara a estos ingleses que ellos inventaron este deporte tan chulo, pero que si tienen valor, traten de robarnos la pelota. Ahí empezaremos a despejar los fantasmas. Que haberlos, haylos. Háganme caso...

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