Me había prometido tener una poquita de clase cuando volviera a ´arrejuntar cuatro letras´ sobre el proceso de venta que ya termina, pero no sé si podré contenerme porque son demasiadas cosas. Hace unas semanas escribí que había llegado el momento de apuntar matrículas y no crean que estoy muy satisfecho de aquello porque con el paso del tiempo, uno se da cuenta de que no siempre puede estar de acuerdo incluso consigo mismo. Por otra parte, tengo la sensación de que estamos en una de esas ocasiones en que me arrepentiré de lo que ahora escribo, pero es lo que hay.

Queramos o no, lo cierto es que de este proceso de venta salen vencedores y vencidos, es la realidad. En lo que a mi respecta echo la vista atrás y no tengo nada que reprocharme. No sé si soy vencedor o vencido „y probablemente no soy yo quien tenga que decirlo„, pero sí sé que me sobra con sentir que tengo la conciencia tranquila y que cada día puedo asomarme al mundo a contarle mis cosas, y eso, como yo lo veo, lo es todo. Eso sí, tengo la sensación de que alguno no puede decir lo mismo porque seguramente entendieron la película de la venta como una batalla que ´había que ganar,´ o mejor dicho, entendieron la película como una batalla que ´tenían que ganar,´ es decir, una batalla de la que ´ellos´ tenían que salir vencedores ´caiga quien caiga´. Nunca entendieron que quien moría en la batalla era el Valencia. Error.

Tal vez ahora se den cuenta que si la gente de la calle jamás les entendió fue porque por intereses personales, „sean los que sean, pero por intereses personales„, defendieron antes a un banco que al Valencia. Tal vez ahora se den cuenta que el Valencia no es Amadeo Salvo o Aurelio Martínez. Tal vez ahora se den cuenta que el Valencia ni siquiera es Peter Lim aunque lo acaba de comprar. El Valencia es, en esencia, todos y cada uno de sus aficionados. Los que llenaban Mestalla el día de la presentación y todos aquellos que sufrían y dormían poco y mal al ver como por los amigos del pasado, por chantajes que antes funcionaban y rentaban pero ahora no, y sobre todo, viendo como por la rabia de verse perdedores, lo intentaron todo hasta el límite de sus fuerzas aunque el resultado de su victoria fuera que el Valencia terminara en un concurso de acreedores del que como empresa, se puede salir o no. Triste pero es así, los ha habido que con tal de ganar la batalla personal contra Salvo „Manuel Llorente sin ir más lejos„ han peleado para que Lim se cansara a pesar de que una de las consecuencias pudiera ser que el Valencia entrara en lo que toda la vida se ha llamado SUSPENSIÓN DE PAGOS.

Últimamente sacan la patita por debajo de la puerta y dicen cosas como lo de ´borrón y cuenta nueva´ y ´ahora lo que importa es mirar adelante´ „que es una manera de sacar la bandera blanca„, pero son tan simples que no se dan cuenta que en el fondo muestran la esencia y el porqué han actuado como han actuado; cuando dicen que van a remar a favor están diciendo ´nosotros, los importantes, ya no vamos a ir en contra y ahora todo va a ir bien´. Pobres, no saben que entre muchas otras cosas, el proceso de venta ha dejado claro que ni mucho menos son importantes. Si hasta ayer ha dado igual si iban en contra o no, figúrense ahora?

Como periodista he cometido infinidad de errores, pero siempre he tenido una cosa muy clara; no todo vale con tal de tener la razón, es decir, mi verdad nunca estará por encima del Valencia. Para mi felicidad personal prefiero asumir que no tengo la razón, que empeñarme para demostrarle a no sé quién que no me equivoco nunca. Amo al Valencia porque me han criado así, no tiene ningún mérito. Como el rock and roll, él me eligió y nada pude hacer. Repito, ser valencianista no tiene mérito, y todos aquellos que lo son me entienden perfectamente. Se disfruta hasta en la derrota. Ahora cuento los días para que llegue un partido en Mestalla en que pueda escaparme del periódico y poder ir con mis hijas, que mira por dónde, después de toda la vida pasando olímpicamente del fútbol, quieren ir al templo. No será por eso, pero me gusta pensar que después de verme sufrir, ahora ven mi cara de felicidad y quieren saber de qué va el asunto... Y tu que me estás leyendo, bien sabes que nunca es tarde para que el Valencia te atrape para siempre. ¡Nos vemos en Mestalla!

PD: Lo mejor de todo en estas últimas semanas ha sido comprobar que he sufrido más por la gente que por el Valencia en sí mismo y que pasados los días, estoy convencido de que sin vosotros la historia habría sido otra... y eso es precisamente lo que espero ser capaz de explicar a mis hijas. Gracias a todos de corazón. AMUNT SEMPRE!