Un día me ha durado el disgusto de Barcelona. Justo lo que tardó David en hablar conmigo a través de las redes sociales para decirme que estaba orgulloso de su Valencia y que quería hacer una especie de campaña para hacerles ver a los futbolistas que no están solos y que les animará hasta el final para que logren el objetivo que todo el valencianismo está deseando; la Liga de Campeones. Era domingo por la mañana y andaba paseando a mi perro Fito entre naranjos, relajado y escuchando Desakato, (si es que se puede uno relajar escuchando Desakato). Dime loco pero es un ejercicio de lo más recomendable con el que uno vacía la mente, que no es poco. Y ahí andaba el tete, pensando en lo importantes que son los seis partidos que quedan de Liga y en qué hacer. Y recordé una idea que leí no sé cuando ni en qué libro y que decía algo así como ´no dejes de hacer una cosa porque creas que esa cosa no va solucionar nada porque es insignificante ante la magnitud del problema´. En definitiva, algo así como convencerte a ti mismo de ´tú puedes hacer algo´ y que toda acción, por pequeña que parezca, merece la pena. Y mira por dónde venimos de unos tiempos en que la afición del Valencia ha hecho ´algo´ y se ha negado a ser un mero espectador.

El valencianismo actuó, tomó partido y decantóla balanza por ejemplo el pasado mes de agosto en una manifestación espontánea que supuso un antes y un después en el proceso de venta porque hizo entender a unos banqueros a qué se podían enfrentar. Y por ejemplo también, actúa cada día en los muchos recibimientos que hace al equipo antes de los partidos de Mestalla, y que los jugadores lo agradecen. Créanme, un buen ambiente, contribuye a ganar partidos. Por ello, es el momento de pasar a la acción. Quedan seis partidos, el Sevilla tiene dos puntos menos y el objetivo de volver a la Liga de Campeones está al alcance de la mano. Hay que dejar de lados manías, favoritismos y maneras de ver las cosas. Me resulta hasta incómodo decirlo, pero llega la hora de echar mano del dogma y creer en él por encima de todo y sin planteamientos que lo cuestionen. Toca arrimar el hombro y animar a Nuno Espirito Santo y a los futbolistas para que logren, como mínimo, el cuarto puesto. De eso me han convencido todos los valencianistas que ayer domingo se levantaron y dijeron "AMUNT!". Yo lo hice.