El cambio de Negredo por Javi Fuego retrata a Gary Neville. Ya con más calma y tiempo, es momento para analizar cuál es la principal conclusión de lo que podemos calificar como una broma de mal gusto, y sobre todo, tratar de poner luz en quién es el culpable y qué error comete. El primer culpable es Neville porque es el entrenador. Tardar cuatro minutos en tomar una decisión cuando pierdes y quedan diez minutos de partido es de pardillo. Vamos a la esencia de la situación; resulta que cuando vas a meter un delantero te expulsan un central, quedan diez minutos de partido, juegas contra un equipo mucho mejor que tú y pierdes 1-2. En ese instante un entrenador tiene que decidir en unos segundos si arriesga o no arriesga, y arriesgar es poner un delantero sabiendo que atrás vas a ser mucho más vulnerable y que enfrente tienes un equipazo. Es una decisión táctica casi tan coherente como optar por poner un defensa, es decir, en este caso la sustancia de lo que analizamos no es qué decides, la sustancia no es si decides poner un delantero o un defensa, la sustancia es porqué tardas tanto en tomar una decisión cuando vas perdiendo y es el minuto 80. Necesitas decidir rápido, sea lo que sea, porque cuanto más tardas en decidir menos herramientas le estás dando a tu equipo para poder marcar el gol que evite la derrota. Yo mismo pensé desde la grada que lo conveniente era seguir optando por Negredo, porque al final le puedes enviar un balón largo que él convierta en ocasión de gol para la segunda línea. Partiendo de la base de que yo lo pensé, tengo claro, que Neville también lo habría pensado si hubiera estado de comentarista. Cualquiera que ve fútbol llega a esa conclusión, pero una cosa es decirlo y otra hacerlo, cuando Neville tarda cuatro minutos en decidir demuestra que no está habituado a tomar decisiones de calado en unos segundos y en medio de la tensión de un partido, y esa es la diferencia entre el entrenador y el aprendiz de entrenador. Neville no es tonto y llega a esa conclusión, pero la tensión le hace dudar y las dudas le matan. Lo normal sería que cuando llegas a entrenador del Valencia el fútbol te haya curtido en ese tipo de situaciones, pero en este Valencia de Peter Lim lo normal no es la norma.

PD: Lamentable que los jugadores del Valencia se rían en el banquillo mientras van perdiendo. Por lo menos haced como que os importa...

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