Al margen de evitar que el club cayera en manos de fondos buitres o delincuentes, lo mejor que hizo Amadeo Salvo fue devolverle la ilusión al aficionado. Tiempo después alguno estará decepcionado con él o no, es lícito y así es el fútbol y la vida, pero como yo lo veo, en líneas generales, lo mejor que hizo Salvo es conseguir que el aficionado fuera a Mestalla feliz. Esa es la base del fútbol, que la gente esté orgullosa de su equipo, y que verlo jugar cada semana sea un motivo de felicidad.

Recuerdo que alguno no entendía porqué con el equipo fuera de Europa en la etapa de Pizzi, la gente no se giraba al palco y pedía la dimisión del presidente como había pasado meses atrás con Llorente a pesar de que deportivamente la temporada estaba resultando un fracaso. Siempre dije que tengo una explicación para ese aparente sinsentido, y que tiene que ver con el punto irracional inherente al fútbol. Lo primero y más importante es ganar, sí, pero hay otras maneras de generar ilusión, y el gran secreto de Salvo fue que la gente detectó que defendía al Valencia, y ese es un concepto clave y súmamente importante. ¡Vital! La afición se identificó con alguien que peleaba por su equipo y que estaba dispuesto a cambiar las cosas, los resultados no acompañaban pero compensaba la certeza de un futuro ilusionante. Aquello podía con todo. Y dije también que, „sin ánimo de querer repartir carnets de valencianismo y que Dios me libre de tal atrevimiento„ si no entendías que la gente se ilusionara con la posibilidad del cambio es porque no sientes el Valencia, no lo sufres ni lo disfrutas. Salvo fue la cabeza visible del renacer de la ilusión tras la cansina etapa de Llorente, por eso siempre me ha fastidiado mucho que los periodistas de la cuadra Mendes atribuyeran ese éxito a Nuno.

Pasado el tiempo, ya podemos hacer un claro diagnóstico de cuál es el pecado capital de Peter Lim: le está quitando la ilusión a la gente y en fútbol nada hay más grave y profundo que eso. Rodrigo Rato y sus tropelías han abierto los ojos a muchos hasta el punto que solo los muy interesados siguen pensando que la de Lim no era la mejor oferta, de la misma manera que nadie duda de que ´el chino los ha puesto´, pero hay algo que el dinero no puede comprar, y se llama cariño.

Señor Lim, usted saldrá en la lista de los más ricos del mundo, pero o cambia, o terminará echando a la gente de Mestalla. A mí me daría vergüenza...

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