Hoy me apetece recordar algunas cosas sin ánimo de querer convencer a nadie. Algunas tienen que ver con el oficio de periodista, y otras no. Quiero decir que como periodista puedo tener mi opinión pero he de saber dónde termina y dónde empieza la información. O mejor dicho, como periodista tengo que tener muy claro hasta dónde puedo llegar con mi opinión. Y ojo, siendo coherentes y sin ánimo de parecer chulo, normalmente los periodistas tenemos más elementos de juicio „más datos„ que el aficionado de la calle, lo que debería servir para poder opinar con más sentido y fundamento, cosa que no siempre hacemos. Es más, abusamos de la opinión cuando no tenemos información, y lo que es peor, terminamos echándole la culpa al empedrado... o al Valencia. Retomo el concepto de que como periodista he de saber medir hasta dónde puedo llegar con mi opinión y sé de que hablo, porque con el paso de los años me he dado cuenta de la cantidad de veces que me he pasado de frenada dando un día tras otro mi opinión sobre algo o alguien. Dicho de otra manera, si el proyecto del Valencia no me pone palote, tampoco es necesario que lo diga todos los días, o si no me gusta Rodrigo, que no me gusta, no es necesario escribirlo todos los días porque la reiteración deja entrever una intención más allá de la opinión. Y aquí es donde empezamos a tocar la sustancia del asunto; como periodista me puede emocionar mucho o poco el proyecto del Valencia, pero si su director deportivo viaja a Italia a intentar fichar un jugador tendré que decirlo, y luego, si lo ficha, esperar a ver cómo es el jugador para decir si es bueno o malo. Obviamente, si fichas un futbolista que ha jugado cien partidos en la Roma normalmente será mejor que uno del Bologna, pero para decir eso no hacemos falta los periodistas, ¡la gente ya lo sabe! Otra cosa es el asunto de los parabólicos que nos dirán todo sobre el jugador, y siempre, repito, SIEMPRE dirán que es un excelente futbolista, pero me van a permitir que el problema de los periodistas expertos en fútbol internacional „más conocidos como parabólicos„ lo solucionemos otro día, hoy solo tengo energías para matizar el valor del periodista y su opinión.

PD: Yo no soy parabólico, pero conozco a mucha gente que sabe de fútbol y todos dicen que, por ejemplo, Gustavo Gómez y Diawara son buenos jugadores.

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