El pasado domingo tras el empate con el Málaga me senté frente al teclado ´calentet d´orella´ y terminé escribiendo algo así como que «el Valencia se muere y Peter Lim no da la cara». Ya saben que tratar de ver la botella medio llena y con optimismo es para mí casi una cuestión vital y a ello voy. Sobre el artículo en cuestión he recibido bastantes comentarios y pensando y pensando mientras paseaba a solas con mi perro, llegué a la conclusión que en general, hay motivos para mirar adelante. He detectado menos tremendismo del que esperaba y más ganas de dar un paso al frente por el equipo del que jamás habría imaginado. «¿Se muere? El Valencia Siempre se Levanta. ¿Cuando bajó murió?», me dice alguien. Y otro: «El Valencia nunca se va a morir y lo sabes... O remamos todos juntos o nos vamos a segunda... ¿Tú vas a remar?». Pedro me dice que si «Prandelli saca esto adelante para mí será uno de los grandes entrenadores que hayamos tenido nunca. Los jugadores tienen miedo y eso es muy peligroso». Y Onofre que «anem a eixir de esta. Tingam fe que no hi a mal que 100 anys dure. Amunt!». Iván se hizo 500 kilómetros para ver al Valencia jugar contra el Málaga: «Vivo en Aranda de Duero (Burgos). Nunca había estado en Mestalla, cumplí un sueño, pero me fui decepcionado con el ambiente». Alguno espera que Lim le escuche: «Ojalá aplegara al màxim responsable i se fera el que toca, mentrestant a patir i molt. Amunt sempre!». Y los hay que siempre están por la labor: «En vez de pensar qué nos separa, ¿por qué no pensamos en lo que nos une? Vamos a levantar esto afición, sólo nosotros podemos. Estamos sólos». Y también los hay resignados, claro: «De este club centenario ahora mismo solo queda el escudo». Incluso alguno, hijo de un gran ex jugador del Valencia, es más optimista que yo: «Queriendo sacar algo positivo: El año pasado nos dimos cuenta de la realidad y el objetivo en la jornada 30. Esta vez, en la 14. HAY TIEMPO». Y también está Sara: «¿Qué clase de solución es que el Valencia baje a segunda? ¿Nos hemos vuelto locos?».

Pues bien, todo esto no sirve para nada si el propietario no tiene dos gestos, uno reforzar el equipo. Y otro venir a Mestalla y demostrar que no ha perdido la ilusión por el Valencia. Desde es punto de partida, podemos empezar de cero por enésima vez y aunque sea a mitad de la Liga. Es lo que hay. También podemos seguir con las guerras. Es otra opción.

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