Cuando acaba el partido me llama Salva, descuelgo el teléfono pero al otro lado nada de nada. Espero en silencio porque lo conozco bien y al poco escucho sollozos y una respiración que se entrecorta: "Yo pensaba que vería al Valencia otra vez en segunda división Carlos, no he querido ver el partido y cuando me he enterado de que hemos ganado me he venido abajo" dice sin poder evitar llorar.

"Te dejo porque tendrás mucho trabajo", y cuelga. Cuando un valencianista que ha sufrido tanto como Salva, -que de alguna manera es el vivificante reflejo del sufrimiento de todo el valencianismo-, te llama para decirte lo mal que lo está pasando y rompe a llorar, uno no puede más que sentirse un privilegiado. Luego he echado un vistazo al grupo de washap familiar y mi madre decía, "Carlos, me alegre molt per tú", y es cuando me he dado cuenta que tras una victoria tan emotiva como la de ayer no puedo dedicar mis ´cuatro letras arrejuntadas´ a Roberto Gómez, que horas antes del partido había dicho que el Real Meseta iba a ganar 0-3 y con facilidad en Mestalla, y que tampoco merece la pena hablar del ´caraigual´ de Estudio Estadio, Juan Carlos Rivero, que con el dinero de todos se dedica a hacer propaganda nacionalmadridista.

No se lo merecen porque son unos vendidos al poder de Florentino en una patética lucha por ver quién le cuida más y mejor las almorranas, a cambio de cuatro noticias embusteras. Mi madre y Salva, y por extensión todos los aficionados, me han dado una lección de cariño y sufrimiento en silencio que quería compartir con todo aquel que este jueves bendito tenga la delicadeza de acercarse a esta página. Esta semana ha sido indignante para ellos porque los medios de la capital los han tratado como ciudadanos de segunda. Ninguno ha tenido narices de denunciar cómo le gano el Real Meseta de baloncesto la Copa del Rey al Valencia Basket, y lo que es peor, hasta les han reído la gracia a los jugadores blancos cuando celebraban el enésimo título robado en la casa blanca cantando "era campo atrás, era campo atrás...". Ahora cantamos nosotros...

Más artículos de opinión de Carlos Bosch, aquí.