Mateu Alemany parece empeñado en retratar a muchos de los que en los últimos meses han justificado todo lo que pasaba en torno al Valencia de Meriton. Lo hizo en su presentación oficial como nuevo director general cuando dijo que es bueno que la afición proteste y que «faltaría más, están en su derecho porque todos queremos lo mejor para el Valencia». Esto me lleva a reflexionar con una pregunta que me hice en voz alta, aquello de ´¿qué es ahora defender al Valencia?´.

Si Alemany está aquí es porque algunos han protestado, pedido y exigido cambios y reacciones en Meriton para que el Valencia sea un club que represente con dignidad la historia que le precede y le ha hecho grande. Si Alemany está aquí es porque algunos, -y me refiero en todo momento a los aficionados porque son los únicos que importan en este cuento-, se han negado a tener un club pusilánime y han luchado por mantener en alto la bandera de la exigencia cuando lo cómodo era desertar. Y que sepa la gente, que mientras la afición protestaba ante las tropelías de Meriton los había que tapaban las protestas y que son precisamente los mismos que ahora corren a hacerle la pelota a Alemany y a todo lo que huela a nuevo con tal de que les repartan cuatro migajas porque su estómago y propio interés hacen que jamás puedan entender que el bien del Valencia está por encima de todo. Y si hay que ser agrio, pues se es agrio que no pasa nada. Y hasta hiriente, porque sé que puedo llegar a ser hiriente, pero la gran verdad de esta movida es que la presencia de Mateu Alemany en Valencia no es más que la constatación del fracaso de Layhoon como presidenta y como ejecutiva del club de Mestalla. De hecho, no hay mejor resumen que la foto de los dos dándose la mano en plan relevo.

Entre las muchas cosas que ha dicho el nuevo director general del Valencia en las diferentes entrevistas que ha concedido, me quedo con esta idea que le escuché en Radio Marca: «El equipo al final es un reflejo del funcionamiento del club». ¿Se dan cuenta? Lo último que quiero es justificar a los futbolistas, pero no es casualidad que en las últimas temporadas no funcione ningún entrenador, ningún director deportivo y que todos los jugadores parezcan malos... El origen está en Layhoon y su manera de hacer las cosas. Recuerden que le han montado guerras civiles en sus narices y no se ha dado ni cuenta. A ver quien le hace más la pelota a Mateu...

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