Estoy asustado. El Valencia lleva unas semanas tomando decisiones coherentes, comunicándolas con naturalidad, rebajando con ello el clima de tensión de los últimos meses e incluso, convenciendo a los aficionados. No digo que a todos porque eso es mucho convencer, pero sí me atrevo a decir que en algunas decisiones hasta hay consenso mayoritario entre el valencianismo. Y digo que estoy asustado porque esta paz momentánea ha de ser, a la fuerza, síntoma de alguna mala noticia que está por venir. ¡Que esto es el Valencia y no puede haber paz, ni consenso ni nada que se le parezca! Escribo esto y me siento un irreductible guerrero de la aldea gala, y como ellos, únicamente temo que el cielo caiga sobre nuestras cabezas porque de tal nivel ha de ser lo que está por venir, ¡por Tutatis!

Han fichado el entrenador que posiblemente más se ajuste a lo que requiere el Valencia y lo que es mejor, el entrenador que quieren los aficionados en su mayoría, se le busca un sitio perfecto a Voro, un sitio que reconoce su labor en el club y en el que será algo más que una cara representativa porque no merece estar sin pintar nada, y encima quiere fichar a Camacho, que es justo lo que necestiamos. ¡Bravo! Llegados a este punto, lo digo sin rubor, es de recibo aplaudir a Mateu Alemany y a José Ramón Alexanko porque las cosas hasta ahora se están haciendo bien, pero no olvidemos que todavía falta mucho por rehacer. Por cierto, ¿ya ha comido Mateu Alemany con Manuel Llorente y Pedro Cortés?