Pues ya no hacen falta muchos más partidos para poder hacer un primer balance serio de lo que va a ser el Valencia de Marcelino. Un equipo competitivo, con las ideas claras y dispuesto a darlo todo sobre el terreno de juego, que es por otra parte lo mínimo que pide el aficionado. Sinceramente creo que el Atlético de Madrid no está para competir con el FC Valors y el Real Meseta, pero eso es perfectamente compatible con ser un equipazo, y lo cierto es que lo es.

Digo esto porque tengo claro que el Valencia de Marcelino perderá pocos partidos, pero también que para ganarlos ha de hacer en ataque algo más de lo que hizo ayer, aunque enfrente tenía un duro rival. El plan en defensa es claro, las líneas juntas, y todos ordenados, pero en ataque al Valencia le faltó fluidez y lo que se puede llamar puramente FÚTBOL. Marcelino quiere construir el equipo poco a poco y desde atrás, -síntoma de que es buen entrenador y sabe lo que se lleva entre manos-, y en ello está, por eso espero que en unos meses el juego ofensivo sea menos previsible y evidente, y algo más sofisticado para cuando no haya espacios para correr, sobre todo porque en adelante ya tenemos a dos futbolistas que en ese sentido han de ser diferenciales, Guedes y Pereira. Ayer con el rival encerrado, el plan se limitaba a centrar balones. Por cierto, con lo que poco que se le vio, de momento me gustó más el portugués.

No olvidemos al colegiado: Cholo, es más fácil

Enhorabuena al señor colegiado del partido entre el Valencia y el Atlético, con toda la cera que dieron los jugadores colchoneros y ninguno vio tarjeta amarilla. Por no hablar de la cantidad de veces que cortaron el juego del Valencia, sin violencia, pero sin intención de jugar y sí de evitar la salida rápida del juego, que como todo el mundo ya sabrá, es una de las armas que pretende explotar el Valencia de Marcelino. Simeone no es tonto y lo sabía, y sus jugadores se aplicaron a ello sin rubor porque ni por reiteración, José Luis González González les sacó tarjeta amarilla. El Atlético de Madrid es un equipazo y juega a lo que tiene que jugar si quiere competir por lo que quiere competir, pero con arbitrajes como el de ayer, es más fácil. Por no hablar del diferente rasero, Montoya vio una cartulina amarilla clarísima, pero minutos antes Thomas no la vio por una entrada similar...

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