Siempre he pensado que el fútbol se inventó para disfrutar, y que es el deporte más importante del mundo porque te permite soñar durante la semana y porque tiene una capacidad de identificación con unos colores que supera lo racional, y que eso lo hace diferente a todos.

El fútbol no soporta análisis lógicos porque es pura pasión y si no lo entiendes, no lo intentes. Los valencianistas lo hemos pasado mal estas dos últimas temporadas pero no solo por los malos resultados, han sido dos temporadas marcadas por la resaca de la gran guerra civil que supuso el proceso de venta. Sí, lo han adivinado, hoy voy a volver a decir que tenemos la gran oportunidad de superarlo de una vez por todas. Los que eran de Lim y ya no lo son, los que siguen sin ser de Lim, los que eran de Lim y no se han movido un centímetro en su postura, los que se postulan desde la exigencia permanente y los que aplauden pase lo que pase, todos, tenemos la oportunidad de superarlo.

El fútbol se inventó para disfrutar y por lo tanto aprendamos a saborear la resaca de este inesperado 5-0, imaginemos cada noche el partido de Anoeta, y hagamos cábalas con qué pasará si ganamos allí. Y miremos una y otra vez la clasificación y el calendario del Valencia y el de los equipos que están arriba, joder qué bien suena eso de ´mirar el calendario de los equipos de arriba´ y no el de los que están en descenso. Lo que quiero decir es que disfrutemos de este bonito partido a partido hasta que el fútbol nos diga lo contrario.

Pero hoy especialmente quiero acordarme de los inconformistas, de los que ahora toman como credo personal el día a día de Marcelino y se resisten a subir a la palmera, y de los que, en la medida de sus posibilidades, han protestado en Mestalla y en la Junta de Accionistas cuando las cosas no han ido bien. Mientras el valencianismo mostraba su disconformidad muchos callaban al calor de los consejos y susurros de Vidagany y escondían las protestas de la gente pero ahora se suben al carro de la doble MM y gilipolleces por el estilo.

Dime romántico o iluso que a menudo es lo mismo, pero me gusta pensar que sin todos aquellos que hace unos meses plantaron cara, la esperanzadora sonrisa que lucimos ahora no sería posible, si el valencianismo no hubiera dicho "¡Basta ya!" Meriton nada habría cambiado. Por ello, si ayer estuviste en la calle, en Mestalla o en la Junta y protestaste, disfruta hoy sin miedo, te lo mereces.

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