Llevaba un par de ruedas de prensa Marcelino avisando. Que si no podemos traicionarnos y confiarnos al ver que la dinámica del rival no es buena, que si la euforia puede hacer que perdamos la humildad... Y si lo decía, era por algo. Lógicamente, algún día tenía que ser ese partido en el que ya bien pronto dices, «hoy que nos falta tensión».

Ojo, decir que el Valencia no corrió no es justo, pero faltaba tensión, intensidad o llámalo como quieras, la cuestión es que algo no era como otra veces. Pero mira por dónde, sin merecerlo si me apuras, y sin la energía de otros días, el Valencia ganó.Por otra parte, me apetece decir que los que formamos parte del entorno a veces vamos por una senda y se termina, y nos empeñamos en seguir por ella. Digo esto sin ánimo de ser faltón porque estoy arriba de la palmera, pero últimamente nos ha dado por decir que a este Valencia le cuesta crear fútbol, que es cierto y hasta lo dice el propio Marcelino, pero olvidamos que es el tercer equipo que más goles marca en la Liga por delante de otros como el Real y el Atlético Meseta, olvidamos que todavía no ha perdido ningún partido y que es tercero en la clasificación.

Y vuelvo a preguntarme, ¿a qué equipo no le cuesta atacar a defensas que se encierran atrás? Como yo lo veo, me quedo con un concepto; el día que tienes el partido tonto, que lo tienes que tener por narices, el Valencia gana porque además de tener sello de EQUIPO, y eso es cosa de Marcelino, tiene individualidades que aprovechan los errores del rival. Zaza, Rodrigo, Parejo, Carlos Soler... y sobre todo Neto. Vale que debería ser más solvente en el juego aéreo dada su altura, pero este tipo hace paradas que valen puntos. Pero no vayan a pensar que soy tan simple de caer en el resultadismo puro y duro y que no quiero ver lo que es más que evidente, digo que no estoy demasiado preocupado porque escucho a Rodrigo decir que solo la humildad nos mantendrá arriba y a Marcelino hacer hincapié en que hay que encajar menos goles, y pienso que el parón liguero ha llegado en el mejor momento posible. Hasta eso tenemos de cara.

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