Me gusta el riesgo y salto al ruedo a ver qué pasa. Se me hace muy difícil pensar que exista un valencianista que hoy sábado, antes del partido ante el Leganés, no esté pensando en la posibilidad de ganar y dejarse llevar. ¡Es tan difícil mantener los pies en el suelo! Por otra parte, y esto ya es más personal, soy incapaz de calibrar el beneficio que le puede sacar uno a no dar rienda suelta a la imaginación, quiero decir, teniendo en cuenta que estamos hablando de fútbol, ¿de qué vale no querer ilusionarse un poco? ¿por qué empecinarse en la razón y no escuchar tu ritmo del corazón? Si acaso como medida preventiva, quiero decir que como mucho puedo entender que haya quien no quiera ilusionarse por temor a darse de morros contra una pared que se llama Leo Messi, pero chico, ni aún así lo entiendo porque corres el riesgo de perderte aquello que hace del fútbol lo más importante de las cosas menos importantes de la vida.

Si eres de los que se resiste a soñar con su Valencia CF porque teme a la golpe de la caída, te diría déjate llevar si el alma te lleva, que algunos lo estamos pasando en grande estas últimas semanas y que nada nos gustaría más que verte sonreír con nosotros. Te diría que oigas el ritmo de tu corazón, que el fútbol se inventó para disfrutar y que mires «pa´lante que pa atrás ya te dolió bastante». Yo, por ejemplo, cuando me levante, me asomaré al balcón de Los de Marras y veré «bragas ´tendías´ y un abuelo superhéroe ¡cómo me mola la vida!». Y como me hago mayor y madrugo, y aunque todas en casa duerman, bajaré las escaleras cantando «hoy me he levantado de puta madre, flipando con el cielo y sus colores», y cuando mi mujer me diga que me calle «que les xiquetes estàn dormint!», -porque puedo prometer y prometo que me lo dirá-, me haré el chuleta y el valiente y contestaré altivo «¿pero dónde está escrito que el Valencia vaya a perder eh? ¿a ver, por qué tenemos que perder un partido?» y daré media vuelta y me esconderé con mi bufanda en la cocina porque amo la vida y porque este partido no me lo pierdo por nada del mundo.

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