Una vez escribí que el Valencia lo forman las experiencias personales de todos aquellos que lo sufren y lo disfrutan, y Luis Suñer, un lector de este periódico, me lo ha recordado. Es de Alzira y me ha hecho partícipe de sus experiencias personales y recuerdos con motivo de unas palabras de Anil Murthy, aquellas que dicen que «el sentimiento no salvó al Valencia».

Luis y su padre me lo han puesto fácil hoy, no tengo más que reproducir gran parte de la bonita carta que me ha enviado: «Mi padre me cuenta la primera vez que fue a Mestalla. Tenía 6 años y se acaba de morir su padre (mi abuelo), ese verano. Al empezar la siguiente temporada quedaba un pase libre. Así que sus hermanos (mis tíos) y su madre (mi abuela) pensaron que era el momento de su ´bautizo´. Su hermano con un aire ceremonioso le preguntó si quería ir al fútbol con ellos. Por supuesto que sí, dijo. Eso sí, dijo su hermano, «aquí solo vienen los que son muy del Valencia. No vale otro sentimiento». Y de repente, veo un brillo especial en su mirada y comprendo que está a punto de contarme algo. Se trata de un partido que disputó entre semana un 16 de febrero de 1966. Es de la Copa de Ferias, contra el Leeds United. No fue un partido brillante, de hecho, perdimos 0-1 nos eliminaron. Y empezó a llover bastante y me cuenta que en la parte de tribuna donde estaban no cubría el techo, se mojaban. Mi abuela se levantó y se quedó de pié en la bocana más cercana, pero mis tíos y mi padre se quedaron donde estaban, mojándose, empujando al equipo. La lluvia no paraba y desde su posición,mi abuela veía a sus hijos, bajo el chaparrón. Sabía que de allí no se moverían y decidió que debía estar allí con ellos. Volvió a su asiento y aguantó la lluvia. Mi padre nunca la había visto con el pelo mojado cayendo de esa forma por su cabeza y por su cuello. Así que uno de sus hermanos se quitó la chaqueta y ayudado por su hermano mayor, los dos, cubrieron a mi abuela con la chaqueta, mientras seguían viendo al Valencia. Esa imagen de su madre viendo el futbol cubierta por la chaqueta de sus hermanos le hace saltar las lágrimas. Carlos, si ves a Anil Murthy, le dices que el sentimiento sí que ha salvado al Valencia. Que lo han salvado mi abuela, mis tíos, mi padre, mis primos, mi hermana, mi cuñado, y miles de guerreros valencianistas forjados en la guerra y que sabemos cómo se gana, lo que somos y lo que queremos ser».

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