El Valencia presentó un once nuevo, sistema nuevo, rival diferente, virtudes alternas y los mismos defectos que en ediciones anteriores al amparo del 3-5-2. Unas pocas horas después de arrancar un empate con poca acción creativa y ningún gol encajado -de milagro- ante el FC Porto, el equipo de Nuno mostró una versión prácticamente opuesta ante el Colonia; campo abierto e intercambio golpes en un correcalles que terminó 3-2 entre desajustes. «Un partido así es lo que buscabamos para perfeccionar este sistema», contrarrestó Nuno ante las dudas, fundamentalmente defensivas, que despierta el modulo 3-5-2. La falta de equilibrio entre las dos versiones de un mismo equipo y la diferencia evidente en su rendimiento llama la atención a 15 días de la previa.

El vestuario, tras su actuación en Colonia, reconoció los errores defensivos y demasiadas concesiones cerca del área propia, aunque con un matiz: todas las situaciones son puntuales, corregibles y subsanables. El Valencia está en fase de mejora y ayer buscaba rodar futbolistas, probar, corregir y perfeccionar. Competir, competir, competir y aprender a resolver dificultades distintas.

Presión inteligente y contra

El Colonia interpretó la partitura que más daño hace a los blanquinegros. Lejos del juego de toque- posesión del Oporto, los alemanes plantearon un partido exigente por físico y propuesta: presión inteligente y contragolpe. El balón fue para el Valencia (no tanto por iniciativa propia como por voluntad del rival) y delante tuvo un enemigo con mucha gente para robar y llegar desde la medular (con Vogt-Jojic-Gerhardt) y velocidad para romper por fuera (con Hector, Svento, Zoller). El VCF no pudo robar y correr. Al contrario, le tocó contrarrestar su propia fórmula, ante un rival -eso sí- con peores artes defensivas. «La dinámica ha sido distinta, el Colonia juega al contragolpe y con salidas muy rápidas, es un equipo con ideas muy bien definidas; supo defender nuestras salidas y atacaron con profundidad», radiografió Espírito Santo.

Abocados al uno contra uno

Cuerpo técnico y jugadores insisten en que es cuestión de tiempo y de entrar en competición. Sin embargo, se hizo evidente que al sistema 3-5-2 le falta grasa en la cadena. Diallo, Vezo y Orban sufrieron para cerrar sus zonas, siempre expuestos al mano a mano individual y en inferioridad para frenar al rival por fuera. La espalda de los carrileros libera un espacio vulnerable. El ataque tampoco es perfecto; Bakkali y Feghouli tuvieron que librarse en muchas ocasiones de dos o tres futbolistas para poner un centro. El apoyo de los interiores no llega con la frecuencia necesaria y la línea de tres queda lejos.

Valores seguros para la previa

El momento físico también es determinante porque los alemanes están más maduros y los valencianistas todavía no tienen la chispa (ritmo, intensidad, fuerza en la disputa) habitual; eso es la vida para el fútbol de Nuno. Las disputas, la recuperación, la eficacia en el pressing, el galope al contragolpe. El equipo se hace largo y todo funciona peor sin esa alta cuota de energía que alimenta a este Valencia.

Nuno pretende que el equipo tenga un comportamiento mecánico independientemente de los interepretes y el modulo táctico; el objetivo, queda lejos todavía. Hoy, lo más sólido que tiene es el 4-3-3 con la columna vertebral que sustentó la cuarta plaza la temporada pasada: Barragán, Mustafi, Otamendi, Gayà, Fuego, Enzo Pérez (por André Gomes), Parejo, Rodrigo Moreno, Pablo Piatti y Paco Alcácer, más Ryan. La previa admite pocas rotaciones, por ahora, más allá de los hombres de banda.

La fuerza del vestuario, la intensidad de los entrenamientos, la solidez de la idea. Todo eso debería romper ante la Roma para intentar llegar con convicciones más firmes a la previa de la Champions. Colonia fue una prueba que deja un aroma con luces y sombras evidentes.