El plan de Nuno desgarró el proceso de recuperación del Valencia. Las pocas señales de fútbol rehabilitadas en los triunfos frente al Málaga o el Gante se esfumaron de golpe en el Calderón por el planteamiento del entrenador portugués. La involución fue tan evidente que el equipo rondó sensaciones similares a las vividas en Cornellà-El Prat. Confundidos, desdibujados, sin soluciones, superados, blandos y sin capacidad de respuesta en el apartado físico. En la previa, Espírito Santo aseguró tener un plan para hacer frente al Atlético, pero lejos de potenciar lo que había funcionado últimamente, el entrenador empeoró a su equipo con un guión que confundió la naturaleza de sus jugadores y el modelo de juego que le permite tomar color competitivo enviando al Valencia al matadero. El partido se rompió en un error consecutivo de Mustafi y Aderllan. Griezmann y Jackson no perdonaron. Por encima del resultado, los puntos o actuaciones particulares (varios futbolistas no acompañaron), el roto ante los colchoneros refuerza las dudas sobre la capacidad de Nuno.

Sorpresa. El Valencia renunció a su arma de juego principal —las bandas— con una mezcla de cuatro centrocampistas planos y en línea (André, Danilo, Enzo, Parejo) que no carburó. Sorpende que la intención de Nuno fuera tener el balón (así lo dijeron Jaume, Alcácer o Parejo después), cuando este bloque nunca ha estado trabajado para llevar la iniciativa desde esa premisa y tu adversario disfruta ante rivales así... y los machaca con presión, recuperación y estampida. La marca de Nuno es el ataque rápido, la presión y las llegadas por fuera; ayer renunció a todas ellas.

Sin dibujo y sin una idea clara

El equipo tomó forma de embudo y facilitó el plan de Diego Pablo Simeone: moder en la presión hasta asfixiar al Valencia actuando sobre la salida de sus laterales, a los que el Cholo había elogiado en rueda de prensa. El estratega del Atlético no cambió su libreto, pero sí encontró todas las facilidades del mundo. El argentino temía las bandas blanquinegras y se encontró con Cancelo (‘2’ no tuvo respuestas) y Gayà expuestos a un pressing voraz, sin ningún tipo de ayuda, sin socios ni apoyos, ni espacio para llegar.

La aportación de André y Parejo cerca de la banda fue dramática. Si hay un jugador que no puede actuar por fuera por propias condiciones es Parejo. Hubo demasiados futbolistas fuera de posición. Cada minuto disputado fue un paso al frente del Atlético, que terminó mordiendo sobre Mustafi y Santos, incapaces de superar una línea en conducción. Sin la profundidad y la amplitud (sobre todo) que ofrecen los extremos, el partido fue noventa minutos en el matadero. Koke, Tiago y Gabi recuperaban balones sin cesar. Hasta Carrasco y Griezmann disfrutaron del contexto: robar y salir. El belga marcó un golazo, comenzó mordiendo ante Parejo y terminó el 2-0 con una ruptura en diagonal más disparo de crack.

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