La prole de Luís Nani y la camada de André Gomes han encajado de forma densa y equilibrada hasta producir un equipo campeón. Portugal no ha conquistado la Eurocopa por casualidad. El equipo portugués tiene una base coherente y un recorrido. Igual que lo han tenido campeones recientes como España o Alemania, cada uno con su filosofía. ¿Sorpresa? Sí… con matices. Francia tampoco había demostrado argumentos superiores más allá de la pegada de Griezmann, su despliegue físico y los fogonazos de Payet o Coman. La conquista lusa tiene más fondo y menos de milagro que el fenómeno griego de 2004, precisamente contra Portugal en Lisboa. Aquella generación de portugueses se alimentaba del Oporto campeón de la Champions con José Mourinho (Deco, Carvalho, Maniche), las dos banderas de la Generación de Oro —Luís Figo y Rui Costa, campeones del mundo Sub20 en 1991— y jóvenes como Cristiano Ronaldo. Había mucha estrella, un campeón del mundo en el banquillo (Scolari), futbolistas con gran cartel y expectativas enormes, justo al contrario que ahora.

El cuadro y las perspectivas (negativas), más allá del foco permanente sobre Cristiano, también han colaborado restando presión. Doce años después, Fernando Santos ha sido capaz de canalizar toda la calidad del balompié portugués de la manera más práctica e inteligente posible. Ha habido un plan centrado en aprovechar las virtudes del grupo y las debilidades del adversario. Una idea de juego, organización y un equipo, incluso por encima de Cristiano (líder e icono aceptado por todos), como se vio en la final.

La Eurocopa Sub21 de 2015

Por un lado, Nani con su inseparable Cristiano, João Moutinho, Quaresma y Vieirinha. Por otro, André Gomes con sus William Carvalho, Rafa Silva, João Mário y Raphaël Guerreiro. André se perdió la Eurocopa Sub21 del verano pasado por lesión; pero los otros cuatro campeones fueron finalistas, hicieron el mejor fútbol del torneo, arrasaron en la fase de clasificación y sólo se atascaron la tarde definitiva contra Suecia, ante la que perdieron en los penaltis. Merecieron el triunfo, si bien, por encima del título, Rui Jorge relanzó un grupo de futbolistas maravillosos con Bernardo Silva, el valencianista João Cancelo, Sérgio Oliveira, José Sá, Paulo Oliveira, Ricardo Pereira o Rúben Neves entre sus integrantes. La mayoría ya se habían presentado en el Mundial Sub20 de 2013.

‘Generación de Oro’

La Eurocopa de 2004 era el torneo de Figo y Rui Costa. En esta ocasión, el grupo que comanda Santos está armado en torno a las mejores piezas de los últimos tres lustros de competición. Todo es más coral y nivelado, con la excepción de Cristiano. El crack del Madrid siempre va un par de pasos por delante.Nani rompe después

. El atacante fue uno de los líderes imprescindibles de la camada que alcanzó las fases finales de los europeos Sub21 de 2006 y 2007, junto a Moutinho (campeón de Europa Sub17 en 2003) y Quaresma. Es importante señalarlo porque Portugal no tiene tantas participaciones en su palmarés. Por el camino han descabalgado Veloso, Manuel Fernandes, Antunes, Rolando, Meireles, Varela o João Pereira.

Nani se ha reivindicado después de salir por la puerta de atrás del Manchester United y cuajar dos buenas temporadas fuera del circuito de las grandes ligas, en Sporting y Fenerbahçe. El valencianista está en la historia, siempre a la derecha de Cristiano, un peldaño por encima de los dioses de 2004 y las leyendas que Eusebio líderó hasta el tercer lugar en la Copa del Mundo de 1966. Hasta el domingo, ese era el mayor logro del fútbol luso. En Francia, los legatarios de la Generación de Oro han cuajado como líderes auténticos y campeones.

Mezcla madurez y juventud

Hay más. El lateral derecho Cédric Soares y el pivote Danilo fueron subcampeones del mundo Sub20 en Colomabia 2011. El defensa del Southampton ha sido esencial en Francia 2016. La explosión de Renato Sanches durante los últimos seis meses ha sorprendido a muchos, pero el interior del Bayern ya estuvo en el once ideal de la Eurocopa Sub17 de 2014, junto al fenomenal Rúben Neves, el mediocentro que debe producir un nuevo salto de calidad en el eje de la absoluta a medio plazo. Renato, mejor joven del torneo, ha sido esencial por potencia, despliegue de recursos, cambio de ritmo y un gol básico ante Polonia en cuartos. En Benfica ha sido figura total con 18 años.

La experiencia de Pepe, José Fonte, Bruno Alves, Ricardo Carvalho o Eliseu ha sido fundamental. Todos son defensas. En sus primeros movimientos post Paulo Bento, Fernando Santos, también decidió recuperar a muchos veteranos de guerra. Tiago (Atlético), por ejemplo, sólo se ha perdido la Eurocopa por lesión. Madurez, liderazgo, partidos importantes, hambre, juventud. Portugal ha tenido un poco de todo lo necesario para hacer un buen grupo. Once jugadores de esta convocatoria vivieron el gran fracaso del Mundial de Brasil (fase de grupos). Eduardo, Rui Patrício, Bruno Alves, Pepe, Cristiano, Moutinho, Quaresma, Carvalho y Nani llevan jugando juntos desde 2008. No es tanta casualidad. Hace cuatro años, Portugal se quedó a las puertas de la final de Polonia y Ucrania; España tuvo que recurrir a la tanda de penaltis para superarles.

Armas precisas para la guerra

«Fuimos simples como palomas y prudentes como serpientes». Esa fue la síntesis —socarrona— de Fernando Santos tras conquistar el título. Para los especialistas que llevaban tiempo siguiendo la evolución de Portugal bajo el mando de Fernando Santos, su comportamiento en competición no ha sorprendido. Control, paciencia, densidad, pocas concesiones para el contragolpe rival y una buena dosis de cinismo a la hora de concretar un juego tosco, casi primitivo. Los desequilibrios y la falta de resultados en la primera fase de Francia 2016, acentuaron la tendencia.

Fernando Santos ha alimentado a Portugal con su experiencia al frente de la Grecia post Rehhagel; una selección con pocos recursos indiviuduales, pero notable a la hora dominar los tiempos, aprovechar las acciones a balón parado, neutralizar los puntos fuertes del adversario (hasta desquiciarlo) y aportar soluciones diferentes desde el banquillo en el momento justo. Con una diferencia: en Portugal cuenta con una figura de primer orden y con Nani, Guerreiro, João Mário, Renato, Pepe, André… Ante Francia, la guerrilla táctica surtió efecto. La idea era dejarlos correr, hacerse fuertes en torno a una presión medio-baja, desgastarlos al máximo y someterlos hasta el momento justo. La lesión de Cristiano (minuto 23) fue un contratiempo importante, como lo fue la ausencia de Pepe en semifinales ante Gales, pero el funcionamiento colectivo estuvo por encima. Nani y Bruno Alves tomaron el testigo sin traumas. Pudieron perder, ahí estuvo el cabezazo de Griezmann o la maniobra al palo de Gignac, pero también marcar antes con la falta al larguero de Guerreiro o el centro-chut envenenado de Nani. Cuando Fernando Santos sintió la debilidad francesa cambió a Renato por Éder (interior por delantero), en un cambio muy ofensivo; mandó a Nani a la banda derecha, João Mário ejerció de interior junto a Moutinho (cuya entrada mejoró la selección de pase tras el trabajo de Adrien) y desde esa lógica Éder descontroló a la dupla Koscielny-Umtiti. En esa fase, Nani fue clave por desborde y pausa. El valencianista había sufrido entre los centrales, pero desde la banda desplegó su mejor versión y junto a Quaresma pudo activar el circuito entre líneas. Todo fue más natural y Éder terminó haciendo un golazo.

Evolución competitiva

Fiel al 4-1-4-1 hasta la Eurocopa, Fernando Santos se decidió por el 4-3-1-2 durante muchos minutos con la intención de potenciar su centro del campo, dominar las transiciones y liberar a la pareja Ronaldo-Luís Nani. Además, durante el torneo ha ido evolucionando. Después de los problemas para doblegar a rivales inferiores como Islandia y Austria, la ruleta rusa ante Hungría tuvo un valor esencial. Ese descontrol fue una lección, aunque pudo costar la eliminación. Cédric entró por Vierinha en el lateral derecho, Fonte por Carvalho en el eje de la zaga y Adrien por Moutinho en la medular. Ante Croacia, todos esos movimientos sirvieron para liquidar a Perisic, Mandzukic, Modric y Rakitic. Quaresma, fusiló en la prórroga tras otro movimiento inteligente del seleccionador.

Ante Polonia hubo penaltis, pero Renato cristalizó como valor esencial por explosividad en detrimento de un André Gomes muy correcto, pero mermado en el físico. Gales fue un festival. Portugal neutralizó el balón parado británico —básico para en sus cuartos ante Bélgica— y rompió el partido con un córner rematado por Cristiano. Guste más o menos, los campeones han tenido plan A y también B. Voluntad, capacidad de sufrimiento, madurez, calidad, organización, equipo y… la suerte del campeón.