El Valencia tuvo momentos buenos, claro. Incluso pudo empatar, Santi Mina rozó el hat-trick en un par de ocasiones. Sin embargo, el marcador no es una injusticia radical. La UD Las Palmas compitió con más madurez que el conjunto localUD Las Palmas, jugó con más inteligencia, se defendió bien (menos en las acciones a balón parado), resistió y esperó el momento para matar a la contra. Ahí, la mano de su entrenador, Quique Setién, fue fundamental. Cuando parecía una locura prescindir de Jonathan Viera, el hombre que estaba guardando el balón para los visitantes, apostó por la chispa de Araujo para los seis últimos minutos.

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Acierto total: Una arrancada al contragolpe del argentino, que eliminó dificultades gracias a su velocidad, fue resuelta magistralmente por Livaja. Terminó cerrando Bakkali. Ese último gol es una dura metáfora. La UD Las Palmas se mostró como un equipo mucho más cocinado, con las ideas más claras, pensado para llevar la iniciativa, pero que en Mestalla entendió que tenía que ser más práctico. Así, le demostró al Valencia que las victorias se construyen de atrás, también los equipos.

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El equipo de Pako Ayestaran fue fiel a los problemas que le han lastrado durante la pretemporada. Con el balón, en el centro del campo tiene momentos de lucidez y velocidad. Aunque los goles de Mina llegaron en acciones a balón parado, en dos córners. Sin balón, el Valencia también se desempeña con ritmo, pero es demasiado inconstante e inconsistente. No es regular. Por eso, el sistema defensivo es un drama. La estructura falla y falta calidad… falta concentración, acción, agresividad en las marcas.

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Todo lo que tuvo Las Palmas. Las virtudes propias de otra época son ahora defectos propios de un equipo destinado a sufrir ante adversarios capaces de defenderse bien y jugar con calidad, que son la mayoría en esta Liga. Abdennour y Vezo estuvieron muy blandos ante Livaja y Prince Boateng en los dos primeros goles, pero antes, el centro del campo permitió a los rivales transportar el balón por el centro del campo y consentir centros cómodos ante Macedo y El Zhar. La banda izquierda (Mina, Medrán, Gayà) no supo cerrar y Mesa, Vicente Gómez y Jonathan Viera tocaron con demasiada facilidad. Mustafi entró por Rúben Vezo en la segunda parte, ya era tarde. Falló la defensa, fallaron los centrales, pero hay algo más.