Es sorprendente las vueltas que se le han dado al carácter de Orellana. Hasta su conflicto con Berizzo, lo único que trascendía es que era uno de los jugadores más importantes del Celta. Al chileno le gusta vivir aislado, no ve más allá del terreno de juego: tiene que hablar en el césped. Las polémicas que se le conocen son debido a que quiere ser siempre protagonista. Eso tiene una parte buena y otra mala. Si compite al nivel del Celta, estaremos ante un gran refuerzo.