En las próximas semanas el Valencia acometerá las renovaciones de dos futbolistas tan distintos como necesarios y ambas prolongaciones contractuales merecen detenernos en su análisis. Empezando por la de Albelda. A su alrededor, nunca hay desorden y conoce como nadie las obligaciones y necesidades de su puesto. Utiliza con inteligencia la geografía en la que se mueve y su sentido posicional (brillante con los años) le permite estar en el lugar de los hechos antes de que éstos ocurran. Como el tiempo pasa para todos y los rivales corren cada día más, sabe poner el cuerpo para dominar la zona y regalarle al equipo un tiempo maravilloso y evitarse un sobresfuerzo. Es la jerarquía con una marcada vocación policial la que le permite disfrutar persiguiendo adversarios. Albelda es aquel que cada domingo envía enemigos al vestuario con la cabeza gacha y la frase hecha: «no me dejó ni respirar». Ante semejante descripción, las dudas sobre su continuidad invitan a desaparecer y por el contrario celebrar que el rey de los gregarios seguirá, al menos, un año más.

El ´6´

Ahora bien. Al comienzo de su decimoquinta temporada vistiendo de blanquinegro (algo para lo que renueva con ocho meses de antelación), tendrá 35 años recién cumplidos y todos desearemos que no flaqueen sus fuerzas. Precisamente «mientras tenga fuerzas» proclamaba ayer el presidente preguntado por Albelda. Volvemos a la duda razonable. El próximo proyecto tendrá como eje central a un futbolista que hasta la fecha ha rendido con creces y al que nadie podrá reprocharle su actitud y su compromiso; tal vez sus achaques. Por eso, la solución tendrá que ser otra y propongo desde aquí la siguiente: Topal debe ser traspasado y el club comenzar la búsqueda de un mediocentro de contención que compita (de verdad) con el eterno capitán. El turco ni está y cada vez le esperan menos y aquellos que lo tratan y lo conocen saben que no se ha integrado ni a la ciudad ni al sistema ni a sus compañeros. Los antecedentes son tan reveladores como contundentes: la dirección deportiva correrá un riesgo altísimo si no mejora en esa demarcación.

El ´10´

Otro que ampliará su vinculación con la entidad de Mestalla es Banega. Compañero de viaje de Albelda en cada partido pero la antítesis del centrocampista valenciano dentro y fuera de los terrenos de juego y que ya ha elegido qué quiere ser de mayor. Y su elección no es otra que la de ser futbolista (nunca confundir con jugador). Renovar con el Valencia significa para el argentino dar un paso al frente por el sendero de la madurez. Ya no hay excusas y su DNI nos confirma que todavía tiene tiempo para ser lo que quiera. Elegir quedarse no es otro camino que apostar por la consolidación de su fútbol y demostrar todo el talento que tiene en el club que, recién alcanzada la mayoría de edad, puso casi 20 millones de euros sobre la mesa por él. Porque Banega tiene una deuda pendiente con esta casa (entidad y grada) y sabe que continuar y hacerlo a su mejor nivel equivale a pagarla. Decía Cruyff que «un chico joven que tenga calidad siempre aporta al juego y también al resto de compañeros: espontaneidad, atrevimiento, imaginación y desparpajo». Ever lo está prometiendo estampando su firma en un nuevo contrato. Volviendo al césped, quien dude de su fútbol lo hará con reproches ajenos al trato del balón porque su lucidez técnica está exenta de crítica.