Pues sí, amigo lector. Un servidor entró en los cuarenta este pasado domingo. Por aquello de ser una cifra redonda, como que el entorno te obliga a celebrarlo de manera especial al tiempo que todo el mundo es más generoso que otros años. Pero de todos los obsequios posibles, el que más ilusión me hacía era una victoria del Valencia que borrase tanto sinsabor reciente. Bueno, gracias queridos por tan magnífico espectáculo el día de mi cumpleaños —¿Y van ...?—. Un tiro a puerta en noventa minutos define a la perfección lo que es en estos momentos este equipo: un conjunto fundido física y mentalmente.

El método Emery

Pensaba que era una broma pero no. Resulta que unos señores han escrito un libro-guía para triunfadores inspirándose en Unai Emery. ´Mentalidad ganadora. El método Emery´. ¿Qué mentalidad? ¿Qué método? Será que Guardiola y Mourinho les dieron calabazas y puestos a escribir recurrieron al inquilino del banquillo en Mestalla, un tipo —reconozcámoslo— hábil para vender patatitas suflé en los medios. El problema es que su discurso cada vez tiene más detractores y menos adeptos por estas tierras. Cuatro años después, su Valencia no tiene ni mentalidad ganadora ni responde a método alguno.

Días libres

Miren. Yo soy de los que creo que cuando las cosas no salen en el trabajo no queda otra: echarle más horas. Así pues, teniendo en cuenta que lo del domingo no es un hecho aislado, sino que vamos de mal en peor, no me entra en la cabeza que la solución ´Emery´ a este desbarajuste sea darle a la plantilla dos días libres. ¿Acaso se los han ganado en el campo? Eso, más que una decisión de un entrenador con mentalidad ganadora es actuar como las avestruces. Como si aquí no pasara nada.

El gran error

Lo descubrió Joan Carles Martí en una de sus columnas. La dirección

deportiva del club —o sea, Braulio — no era partidaria de la renovación de Emery el verano pasado. Al final, todos los presidentes caen en la tentación de querer saber más de fútbol que la gente del fútbol. Dentro de lo que hasta la fecha ha sido una gestión modélica, este puede que acabe siendo el gran error de Manuel Llorente al frente del Valencia. Él, y sólo él, quiso mantener a Unai en el banquillo y mucho me temo que el tiempo está dando la razón a quienes apostaban por el cambio. Así pues, si ahora la gente se gira, no se extrañe Usted, Don Manuel. La decisión fue suya. Sólo suya.

Crucemos los dedos

Me temo que los dos meses que quedan de competición se le van a hacer al Valencia no largos, sino larguísimos. De la Uefita olvídense, porque yo ya empiezo a dudar si queda siquiera gasolina para aguantar dignamente el tramo final de la Liga. Ha habido una pésima administración de los esfuerzos. Tanto que a algunos jugadores se les han fundido los plomos prematuramente, mientras que a otros siquiera se les ha dado la oportunidad de entrar en una buena dinámica. A ello unamos el infortunio de tener a Banega o Canales en el dique seco. Demasiados problemas para un equipo que no está precisamente sobrado de recursos y calidad. Así que, nada como cruzar los dedos y esperar que los demás continúen siendo más torpes que nosotros. Esto, este año, no da para más.