Todos hemos oído hablar de la muy inglesa tradición de tomar el té a las cinco. Los títulos mundiales que atesora Sebastian Vettel, aunque todavía no son cinco, tienen algo que ver con el té. En primer lugar está el hecho „circunstancial, vale„ de haber conseguido su cuarta corona en la India, uno de los principales países productores de la planta con la que se elabora esta bebida. Lo que sí tiene más que ver de forma directa con este nuevo arrollador éxito del alemán es la llamada bandeja del té, la parte inferior de un monoplaza de Fórmula 1 colocada bajo los pies del piloto. Gary Anderson, el que fuera director técnico de Jordan y Stewart, comentaba cómo en el Red Bull han conseguido que esta pieza flexione con el calor del roce contra el suelo de tal manera que permanezca lo más pegada a la pista. Anderson lo detectó en la carrera de Suzuka gracias a la nueva cámara térmica instalada en el Red Bull, esa en la que todos, obnubilados, observamos cómo ruedas y frenos se enfrían y calientan.

En esta complicada solución de ingeniería se emplean materiales que vuelven a su «sitio legal» una vez enfriados, esto es, cuando se entra en el box y la FIA manda a sus escrutadores. Adrian Newey ha concebido el coche alrededor de este concepto, teniendo en cuenta que los neumáticos a alta velocidad alteran su diámetro hasta 5 milímetros y separan el coche del suelo hasta la mitad de esa distancia. Así la bandeja del té se pega a la pista sin que el fondo plano se deteriore y sea ilegal al final de carrera.

Toda esa carga extra de adherencia que genera el Red Bull es la que, por otra parte, devoraba con avidez las gomas blandas en el circuito de Budh, pero poco importó esa degradación: con estrategias de salida de duras y blandas los coches de Newey hubieran logrado el doblete, de no ser por la maldición que persigue a Webber y que le hace ser el piloto de Red Bull que siempre sufre los fallos mecánicos. No ocurre así con el imbatible Sebastian.

En Ferrari, más que té, deberían tomar unas tilas para asumir que han sido incapaces de impedir el cuarto título de Vettel y que Mercedes amenaza con arrebatarles el subcampeonato de marcas.