La cuestión israelí es, cuanto menos, de mucho calado, tanto político como social e incluso, como no, se ancla en lo anímico. No voy, me libre Dios, dictaminar sobre este punto geopolítico, pero sí, a raíz de las declaraciones del Presidente de la Federación Palestina de Fútbol, debemos todos intentar, de forma razonada y racional, manifestar nuestras opiniones.

El citado Presidente, Sr. Jibril Rajoub, demanda la expulsión, nada más y nada menos, de otro miembro de la FIFA, sobre la base de, según indica, determinadas restricciones para viajar dentro del territorio israelí-palestino, de jugadores y representantes de equipos, dentro de la competición. La petición se ha a hacer oficial durante el Congreso de la FIFA que se llevará a cabo en Brasil, justo antes de comenzar la Copa del Mundo. Además, también pedirá que se expulse a Israel del Comité Olímpico.

No es Palestina, con toda objetividad, la mejor situada para pedir que se expulse a Israel del Comité Olímpico Internacional cuando todo recordamos lo ocurrido en Munich 1972, con la muerte de atletas, entrenadores y funcionarios israelíes, secuestrados y asesinados por miembros de un comando de la organización terrorista Septiembre Negro. No solo Palestina no quiso manifestar siquiera su desaprobación de los hechos, sino que los jaleó. Sin embargo, cuando la Federación Palestina entró en la FIFA, no fue Israel a pedir su exclusión.

Dice el Sr. Rajoub que tiene el apoyo de muchos países árabes, quizá incluso de algunos que no solo no reconocen Israel, la mayoría, sino de otros que quieren la aniquilación del pequeño estado hebreo. ¿Cómo se puede, en este caso, decir que se quiere lso mismos derechos, como miembros de FIFA, si algunos, de los que apoyan a Palestina, no quieren reconocer al Estado judío ni, faltaría más, siquiera competir contra él€

De ahí que Israel sea miembro de la UEFA y no de la AFC, la confederación asiática. Quizá el Sr. Rajoub está intentando utilizar al deporte, como muchos otros antes, como medio político. Si bien es imposible que la política se vaya del deporte, hagamos lo imposible porque el deporte no llame a la política a su puerta. Sabemos que la UEFA no hará competir a Gibraltar con España ni a Azerbayán con Armenia pero hasta dónde podemos llegar. Solo son cuatro países pero podrían ser más.

El deporte siempre ha perdido cuando ha interferido la política y, tras los trágicos sucesos de Munich 72, los juegos siguientes, en Montréal 76 fueron boicoteados por los países africanos, por un problema racial con Rodesia, luego, en el año 80, Moscú lo fue por Estados Unidos y algunos países que apoyaron al gigante americano, y los soviéticos se tomaron cumplida venganza con todo su bloque negándose a acudir a Los Angeles 84. Una auténtica catástrofe deportiva.

No sería mejor, me pregunto, que se hiciera como en los Juegos Olímpicos de Berlin, cuando acudieron todos los países que pudieron hacerlo en ese momento y que los estadounidenses, con Jesse Owens a la cabeza, tuvieron muchos éxitos con sus atletas negros.

Haciendo un apartado en este asunto, digamos que fue cuanto menos irrisorio, para la política americana, que a Owens se le permitiera pernoctar en un hotel con otros blancos cuando en su país natal lo tenía prohibido...Estos Juegos podían haber sido boicoteados y se podía haber pedido la exclusión de la Alemania nazi, pero se intentó que el acontecimiento acercara a la gente al conocimiento de lo que ocurría en el país y que, además, se pudiera comprobar que la supuesta superioridad de la raza aria no era tal.

El intento de boicot de Palestina no solo me parece intempestivo sino fuera de lugar y, si en muchos puntos hay problemática, justamente el deporte puede ayudar a suavizarlos. Recordemos la diplomacia del tenis de mesa cuando el equipo estadounidense fue invitado a la República Popular China (lo que se recuerda en la película ´Forrest Gump´ por cierto) y que las dos Coreas puedan competir en forma conjunta.

Pero, parece que esa no es la visión de la Federación Palestina de Fútbol que, a mi entender, está intentando utilizar un foro tan importante como es el del Congreso de la FIFA, que se llevará a cabo apenas unos días antes del Mundial de Brasil, para lograr, si no sus objetivos, como son la expulsión de Israel, sí al menos la atención del orbe entero.

Y es que el deporte en general, y el fútbol en particular, tienen esa vis atractiva que duplica o centuplica el eco de las palabras que se pronuncian. Sin embargo, como ya en la antigua Grecia, los Juegos Olímpicos (y las competiciones deportivas añado) daban lugar a la tregua olímpica, al bajar las armas entre las naciones-estado helenas, con el fin de olvidar, por unos días, el guerreo incesante y dedicarse al menester menos peligroso de la actividad física y de la obtención del laurel al mejor atleta en cada disciplina.

Quizá se deba recordar, de tanto en tanto, esa gran idea griega y también rememorar lo nefasto que ha sido, siempre, utilizar al deporte para la política.