Vaya castaña de semana, oiga! ¡Todos los malditos años el mismo paroncito de selecciones! Cuando saboreas las mieles del inicio de Liga, ¡pam! Pachanga de la selección. Sin competición de clubes y con partidos ´excitantes´ como el de Macedonia, los bares están más vacíos, los clientes aburridos... y el aburrimiento genera tensiones. ¿A que esta semana usted ha discutido más de lo normal? Claro, de puro hastío. Porque no hay fútbol para desahogarse. Y la gente explota de otras formas. Por ejemplo, por la boca. He aquí algunos ejemplos, acertados y desacertados.

Jonas, agradecido

Se despidió Jonas con una carta a la afición publicada en todos los medios. Zarandeado por parte de un sector de la afición, pero un gentleman hasta el final. En contra de sus virtudes jugó su propia nacionalidad. Entiéndanme, si en vez de brasileño hubiera sido noruego nadie se habría extrañado. Pero claro, al ser de la tierra de la samba parecía que no tenía derecho a ser lento y cadencioso a pesar de resolutivo. A mí me recordaba en cosas a Arroyo, aunque aquello eran otros tiempos. El caso es que va el tío y escribe: «A los ciudadanos valencianos (...) les digo que nunca se olviden de que viven en una ciudad que, además de ser muy bonita, es muy especial y tiene una calidad de vida impresionante». No es un dato futbolístico, y por eso precisamente es romántico. Como en la terreta, en ningún sitio. Sólo hay que salir para echarla de menos.

Alcácer, entusiasmado

El fútbol vive, cuando no hay partido, de las perogrulladas que dicen los protagonistas. Nadie se moja, todos establecen discursos troquelados, patrones de los que es difícil salirse para evitar ser malinterpretados. Pero, muy de vez en cuando, decir algo sencillo está justificado porque no se necesita más. Hechos son goles y no buenas razones. Por ejemplo, Alcácer tras su estreno en la absoluta. «Debutar tanto en amistoso como en partido oficial y más con victoria y gol es lo más bonito (...) Que un delantero llegue a la absoluta y a la primera marque es la mejor forma de empezar». Sus declaraciones son de mirada clara, honradas, aparentemente sencillas, como su fútbol. Hay veces en las que no hace falta más, simplemente describir lo que ha pasado.

N&R, coordinados

Mánager general y entrenador hablan coordinados como si fueran Hernández y Fernández. El primero habla de actitud, humildad, trabajo y esfuerzo, y el segundo de sentir el club como propio y de tener una identidad. Esta tarde tendremos la oportunidad de constatar todos estos calificativos en la piel de los futbolistas. Lo que está claro es que hemos perdido ese punch que nos hizo ser admirados en Europa, y aunque el tema de la guita es principal motivo de nuestras desgracias, en el caos vivido se nos ha olvidado exigir, a falta de pasta, al menos sangre, sudor y lágrimas. Son los únicos alicientes que el espectador tiene en vacas flacas, y el único método para ganar no sólo esos partidos de vida o muerte que valen una temporada ante Madrid o Barça, sino los que dan más pereza, como el de hoy contra el Espanyol.

Blatter, iluminado

Mientras tanto, el dueño del negocio sigue erre que erre con declaraciones poco agraciadas. Ahora va y casca que se vuelve a presentar a las ´elecciones´ (sic) a la presidencia de la FIFA con este sólido argumento: «Sabéis que una misión nunca termina y la mía aquí aún no ha finalizado». Damas y caballeros, he aquí el argumento de un mesías. No hay nada que me acojone más que un hombre que se siente con una misión. Así se sintieron todos los hombres en la historia que llevaron al personal de culo: religiosos, ateos, de derechas, de izquierdas, del norte y del sur. Todos ellos, en distinta magnitud, dejaron secuelas a la humanidad. Pero cuando al personal se le hinchan los bemoles el sistema se merienda al iluminado, bien a golpe de pilum o pistola, bien a golpe de escándalo judicial o, en último término, sexual. Es de sabios retirarse a tiempo, pero claro, lo que jamás haría alguien sabio sería darle un Mundial a Qatar.

Tebas, desencadenado

A este paso le vamos a dedicar una sección semanal a los charcos que pisa Tebas. Ahora casca a saco contra la Agencia Tributaria. Al parecer el presidente de la LFP ha dicho que la Directora General de Recaudación «no pretende la reducción de la deuda de los clubes. Pretende la desaparición y liquidación de los clubes. Ha procedido a interpretaciones torticeras de las normas (...), a tratar a los clubes con problemas con menosprecio, llegando a la humillación a sus dirigentes. Ha procedido a humillar a otras instituciones del Estado delante de los clubes (...).Es conocida su animadversión al mundo del fútbol (...)». La AT, claro está, ha hecho un comunicado reservándose acciones legales. Que ruede el baloncito ya, por favor, que al final se va a armar gorda.