Como Coque Malla en la mítica película de mi generación ´Todo es mentira´, en la que cada vez que se peleaba con Penélope Cruz bramaba un "¡Me voy a Cuenca!", la ciudad en la que aspiraba a escapar de Madrid, del mismo modo se proclama la consigna "¡Me voy a Singapur!" en el proceso de venta cada vez que a Lim se le calientan los cascos porque la novia controladora, Bankia, le dice qué puede hacer y qué no y atenta contra lo que él entiende que es su esfera de actuación e independencia no necesariamente incompatible con una relación. Este rollo de amor-odio tiene menos futuro que la casilla de Porxinos en un Monopoly Valencia edition.

¿Dónde estabas?

Es como esa pareja controladora con la que no has negociado bien tus espacios de esparcimiento unipersonal o acompañado de terceros y con la que tienes la misma bronca inexorablemente cada miércoles. "¿Dónde estabas?". "Eh€ en el bar, viendo el partido con los colegas". "¡Pero si este año no hay Champions!" "Digo el Villarreal en Europa League. ¿Ha marcado Uche un gol y se ha lesionado, todo en treinta segundos!" "¡Pues te han sobrado otros treinta para estar aquí al minuto! Manolo, no me calientes que no me la cuelas". "Ya, ya€ si por eso me fui". Lo ideal es el término medio: ni que te dejen hacer de tu capa un sayo (porque al final te pierdes, te pierdes), ni que te estiren demasiado de la correa, que se acaba rompiendo. Moraleja: garantías, sí, pero las necesarias. No pretendan controlar el cortijo una vez vendido ni se escuden en el paraguas de las garantías para seguir haciendo negocio. A esta vaca no le queda leche. ¡No la rematen, déjenla pastar!

Nuno escudo

El fútbol sigue su curso y los marineros de este barco deben estar acostumbrados a las mareas y zozobras de un mar agitado. Toda la vida ha habido líos y los deportistas tenían que inhibirse y vivir en la realidad virtual de Paterna, como si fuera Matrix. Y es que no hay nada que pueda acelerar más la venta que el hecho de que el equipo vaya como un tiro y machaque a goles. Así se les hace la boca agua de Valencia a todos, otorga aura de respeto y hace que los entorpecedores se piensen las cosas dos veces antes de meter cizaña. Todo eso Nuno lo tiene claro y se ha enfundado el disfraz de superhéroe para lanzar el mensaje a sus huestes. Dice el entrenador que tenemos mucho margen de mejora. En su mano está, no sólo por la táctica sino por las rotaciones.

Semana más larga

Y es que en siete días vamos a jugar tres partidos: lunes Getafe, jueves en Mestalla contra el Córdoba y domingo en Anoeta, nada menos. Qué triste es un fin de semana sin que tu equipo juegue, sin que dé la gaita en los medios e interfiera en el trato privilegiado de tres que copan las noticias€ Claro que, si hay buena época para jugar un lunes es ahora, antes de la gota fría, porque lo del domingo a las cinco con la solana que caía nos dejó KO. Parecíamos bacalaos al sol. A Roures lo que le pase al pibe que va al campo se la refanfinfla, lo importante es el que está en casa practicando sillón-ball. En Valencia en septiembre a las cinco de la tarde cae como en un western, ni siquiera se llega a poner el sol mediada la segunda parte. Yo cogí más moreno esa tarde que en todo el agosto junto. La ventaja es que pudimos llevar a los niños al campo. El problema es que los devolvimos a casa hechos cecina. Para otro septiembre, ¿puede ser a las seis? Gracias.

Motivos para soñar

Eso sí, llevamos una racha maravillosa. Portería inquebrantable y cierta fluidez que nos permite ganar por algo más que la mínima. Si hay que destacar a alguien del partido contra el Español es al Mariscal. Sí, me refiero a Otamendi, que estuvo sublime. Si no le traiciona la autoconfianza puede ser que añada su nombre a esa lista de seis o siete defensas históricos que te vienen a la cabeza en menos que canta un gallo. Gayà vuela por la banda izquierda, Parejo es el líder indiscutible (y da mucho que pensar su ausencia de las alineaciones de los entrenadores que se han estampado antes de Nuno), Piatti demostrando que existe, como Teruel, y Paquito Alcácer sumando cifras a su renovación a base de goles. Hay buen ambiente en el grupo, y ese es el milagro al que hay que aferrarse: el otro día se fueron a comer un arrosset para celebrar nada€ si acaso, que juegan en el Valencia CF y están orgullosos. El público devuelve esa comunión con un ambiente como no habíamos vivido en décadas, salvo puntuales excepciones. Mestalla es una olla.