Nos topamos en Francia con una amenaza de huelga en la liga de fútbol gala, a la que llaman el ex capitán y futbolista con más internacionalidades Lilian Thuram así como el antiguo presidente del Olympique de Marsella, Pape Diouf. Es difícil que se produzca pero los ánimos andan encrespados a cuenta de un compañero de fatigas de Thuram, el ahora entrenador del Girondins de Burdeos, Willy Sagnol.

Sagnol, en su primer gran club, ha conseguido que el otrora campeón francés se codee con el PSG y el Marsella y, como tal, es fruto apetecido de todos los medios de comunicación. Pero, como bien sabemos, el estar cerca de un micrófono y en demasiadas ocasiones hace que uno conteste, a veces, sin pensar en las repercusiones de sus palabras. Así, en una entrevista reciente, el bueno de Willy dijo que «€la ventaja de un africano típico es que no es caro, está preparado para la pelea y es poderoso en el terreno de juego, pero que el fútbol no es solo eso, sino que también necesita técnica, inteligencia y disciplina».

Y claro, con la iglesia hemos topado Don Sancho€ Nombrar el bicho (de forma indirecta aquí) del racismo es pecado mayor en Francia, que ya tuvo su problemática cuando un entrenador de las selecciones inferiores manifestó que había demasiados negros en las mismas y que hacía falta quizá un modelo español (cuando el sol futbolístico no se ponía en nuestro imperio del balón redondo, no hace tanto€). Él quería Iniestas, Silvas, Matas, Xavis, etc€ y le costó el puesto.

Aquí no le va a pasar lo mismo a Sagnol, ya que su Presidente le apoya y dice que fueron palabras off the record, que como es bien sabido pocas veces lo son€ y que se ha exagerado algo que es meramente una opinión técnica.

Pero, y he aquí el problema, cuando se dice que hace falta disciplina, técnica e inteligencia y se parece contraponer a la pelea y la fuerza africana, se puede pensar que ésta raza carece de aquellas virtudes.

Lo que quizá Sagnol quiso poner sobre la mesa es que hay un determinado tipo de jugador africano, de raza negra (porque los del norte del continente sí han sido considerados históricamente como muy técnicos) que se trata de hacer jugar en contraposición con otros y que quizá eso debería corregirse, porque tienen calidad y capacidad para hacerlo, pero no lo dijo así y explotó la bomba.

Además, no contento con lo anterior, el entrenador bordelés metió más leña al fuego, añadiendo que «mientras él fuera entrenador no tendría a tantos jugadores africanos en su equipo, porque no quería perder a doce futbolistas durante dos meses cada dos años por culpa de la Copa de África de Naciones». Aquí, también quiso decir seguramente otra cosa: que la Copa de África estaba situada en un momento del campeonato, enero y febrero, que rompía los esquemas de un entrenador y que, si se le iban muchos jugadores su equipo se resentiría. Es obvio que no lo dijo así y que las palabras fueron las que fueron, pero con el problema del racismo a flor de piel, hay que medir lo que se intenta comunicar.

Siempre he pensado que habría que darles unas ligeras menciones o incluso unas clases a quienes representan a un club, tanto jugadores como entrenadores e incluso dirigentes, para que, sin caer en lo más obvio y reiterado, sí supieran transmitir lo que desean decir, para evitar malas interpretaciones. Y, en el caso de que no se sepa hacer, más vale decir que «de eso prefiero no hablar...».

El Presidente de la Federación Francesa se ha mostrado ofuscado, así como el ministro de deportes y, como he dicho, voces potentes como las de Thuram y Diouf se han hecho oír pidiendo, si no la cabeza de Sagnol, lo que no pueden hacer, sí una huelga del fútbol francés, con el fin de mostrar su desagrado y, también, hacer que Sagnol, quien no se ha retractado, se muestre compungido y pida perdón.

Véase que Willy no habla de jugadores negros, sino de africanos negros, ya que no incluye los brasileños, por ejemplo, por lo que está claro que se trata de un problema que acaece en Francia, en el que cada vez más el fútbol es visto como un medio de salir de la pobreza o de una situación de crisis y los centros de formación del país vecino están repletos de jugadores de clases más desfavorecidas, que intentan subir en la escala social por un medio rápido y reconocido.

Se han hecho evaluaciones sobre ese punto y es cierto que los galos de cierto nivel económico desechan el fútbol como primer deporte para competir y prefieren que sus hijos sigan otra vía, lo que deja a un sector (ojo, tanto de negros, árabes o blancos) menos favorecido el mayor número de jugadores. Pero, eso no es malo, sino todo lo contrario, ya que permitirá una mejor amalgama de la sociedad francesa, que sufre de ese síndrome del racismo como pocas. Lo que si hay que procurar es que el fútbol sea un modo de ayudar, de igualar y no de separar.

Está claro que Sagnol no estuvo afortunado pero la llamada a la huelga es lo más fácil y también ahí han pecado los que la hicieron. Hace falta más técnica, inteligencia y disciplina€ pero no solo en el terreno de juego.