Después de 92 minutos de un Valencia serio y sin fisuras, el Barça abrió brecha en un jugada paradójica. El equipo de Luis Enrique se llevó los tres puntos sacando máximo rendimiento del arma que peor maneja -un saque de esquina- y emborronando la pizarra de Nuno en el aspecto que más controla: una acción defensiva a balón parado. Ya sucedió en el Derbi ante el Levante, donde Víctor Casadesús rompió el marcador en un córner. Entonces faltó concentración y ayer también se echó de menos ese valor en los tres saques de esquina que el Barça ejecutó consecutivamente. La atención en ese tipo de jugadas no puede diluirse, porque con ella, este Valencia ha marcado la diferencia. El balón parado es un ´territorio´ donde todo se iguala y donde no se puede dar ningún tipo de ventaja. Todo no se puede controlar, pero eso se puede corregir.

Duelo Táctico

El partido se desarrolló dentro del marco esperado. El Valencia se dibujó de forma precisa, estuvo muy serio y nunca dejó maniobrar a los delanteros del Barça e hizo desaparecer a Messi, Neymar y Luis Suárez durante muchos minutos con enorme mérito. El partido fue realmente interesante desde el punto de vista táctico. Nuno lo tuvo claro y así se plasmó sobre el campo. Sabía que podía hacer daño al contragolpe y lo hizo. El Barça tuvo un alto porcentaje de posesión, pero eso no se tradujo en control de la situación. No tuvo ocasiones claras, salvo la parada de Diego Alves a Luis Suárez -en uno de los pocos desajustes de la retaguardia- en la primera parte, el barullo de Suárez con Alves en la segunda parte con el ´9´ azulgrana y el gol anulado, también a Suárez, por fuera de juego. Poco para lo que puede ofrecer el equipo de Luis Enrique.

Correr y pegar

La prioridad fue la portería a cero. El Valencia sabía que podía crear de gol sus ocasiones y las tuvo. Sobre todo, en el arranque de la segunda parte, donde los jugadores de Nuno Espirito Santo arrollaron al Barça con una puesta en escena muy fuerte. Con salidas rápidas importantes y con mucha verticalidad. El centro del campo fue para Fuego, Parejo y André. El 4-3-3 es un esquema que asegura equipo. Se vio. Hubo buenas ocasiones de Rodrigo y Negredo; la más clara fue para Feghouli, pero Claudio Bravo aguantó perfecto y exhibió sus reflejos. Muchos méritos, un esfuerzo muy grande, pero poca recompensa.

Buenos mimbres

Perder en el último minuto no le gusta a nadie, pero hay que quedarse con todo lo bueno que demostró el equipo. Por encima de todo con el esfuerzo y el crecimiento de muchos futbolistas. El Valencia compitió a alto nivel, algo que no sorprende por el nivel de los jugadores y por el estado de ánimo que rodea a la plantilla. La lectura debe ser positiva, porque ha quedado claro que hay mimbres. Aunque fastidie, el palo debe servir para crecer. Este Valencia ha demostrado que pelea de tú a tú con las potencias de la Liga, ahora debe resolver su gran déficit de la temporada: encontrar soluciones para desarmar a rivales (inferiores) que le va a esperar y le van a jugar a la contra. Hay que aprender a administrar los recursos en partidos que se puede atascar. Dentro de siete días, el Granada de Caparrós planteará en Los Cármenes una buena prueba en esa dirección