Cualquier sociólogo disfrutaría como un enano con esta situación. Desde que comenzó el proceso de venta se han dado diferentes comportamientos dignos de estudio en todos los actores que han pasado por el proceso. Quién sabe, quizá al abrigo de la grada de Mestalla y de todos sus episodios, más de un estudiante o profesor de sociología estén completando algún trabajo. Tal vez la respuesta la tengan ellos. Yo no la tengo.

Se produce una circunstancia que no ocurría la temporada pasada. A Nuno le llueven los pitos. Lleva dos pitadas importantes. De esas que se clavan como rejones en la zona lumbar. Y el portugués, que el curso pasado exhibió hacia la afición un puntito tribunero que engatusaba, ve como se tambalea el Nunismo cuando todo acaba de empezar. Cuantificar hasta qué punto los pullazos que acribillan a Nuno son obra de salvistas fieles „esto es, de aficionados desencantados con la salida de Amadeo Salvo que no lo han digerido todavía„ o de seguidores sin pertenencia a ninguna corriente social que únicamente discrepan en lo futbolístico, es complicado.

Creo que dentro de esa coctelera de Mestalla se agitan diferentes ingredientes aunque no tengo dudas de que un buen número de seguidores han apuntado sus cañones a Nuno porque lo consideran culpable de la salida precipitada de la pareja de dirigentes favorita de la afición: Salvo y Rufete. Con Salvo en el palco y Rufete en Paterna, ese grupo de aficionados, con mucha gente alistada en sus filas la temporada pasada, sería más condescendiente en la actualidad con el técnico. Cargaría contra los jugadores pero apenas le haría cosquillas al técnico. Pero, insisto, hoy no sé cuántos aficionados de ese perfil le pitan al entrenador.

Otra cosa es el juego, que de momento es decepcionante y provoca la irritación de la grada y más pitos. Porque seas salvista o no, hay una realidad, y es que el equipo en cuatro partidos oficiales sólo ha sido capaz de sumar una victoria, aunque valiosa porque le dio la Liga de Campeones. Esa estadística, sumada a la política de fichar jóvenes refuerzos que se pagan muy caros, la permanente sombra de Mendes en cualquier, los precios de la previa y de los abonos de temporada y de Champions y la gestión del caso Otamendi, explicarían también las protestas a Nuno. Eso y la alineación del domingo sin Parejo, jugador indispensable para el técnico el ejercicio pasado, sin Enzo, mejorado, o así parece, respecto a la campaña pasada, pero con Rodrigo Moreno 90 minutos, que arranca, otra vez, como intocable, pese a su flojo rendimiento. Todo eso se agitó con fuerza el domingo en Mestalla frente a un rival mejorado pero inferior.