No sabía si titular hoy con la película de James Bond, ahora de moda con su enésima puesta en escena o con la canción de los Beatles ´Back in the USSR´. He elegido finalmente la primera porque, hasta ahora, no ha habido pruebas de ningún dopaje de Estado en la Unión Soviética, a pesar de las muchas sospechas.

Viene todo a cuento de la investigación llevada a cabo por la Agencia Mundial Antidopaje, en la que han aparecido seis países que incumplen con el código de dicha agencia y que, por lo tanto, están bajo sospecha, algunos por fallos técnicos y otros por dopaje. De momento, a Argentina, Ucrania, Bolivia, Andorra e Israel no les han amenazado con no participar en las competiciones mundiales que vienen, sobre todo los Juegos Olímpicos de Río de 2016.

Sin embargo, a Rusia, la heredera del mayor porcentaje del territorio soviético, sí que la AMA le ha aconsejado a la IAAF, la Federación Internacional de Atletismo, que suspenda a la federación rusa, lo que ha hecho cautelarmente y, por lo tanto, tenemos que uno de los grandes países, sobre todo en su versión femenina, puede ser eliminado sin competir, y en su totalidad.

Eso quiere decir que todos los atletas rusos, hayan tenido controles positivos o no, podrían no competir en los Juegos Olímpicos. El caso es grave desde el punto de vista jurídico, ya que nos encontramos con inocentes que van a pagar por pecadores, lo que es no solo injusto sino, a mi entender, ilegal.

Pero, antes de hablar de esto, se ha sabido que la IAAF, aparte de esa sanción general que pesa sobre Rusia, ya lo ha hecho de forma directa a cuatro atletas y a un entrenador, por un documental de una cadena televisiva alemana, en la que una rusa confirma que ha pagado 50.000 rublos, ojo solo 720 euros, para «conseguir que se taparan positivos».

Acusando a un entrenador y a otras atletas, y a pesar de la rápida acción de la IAAF, una de las acusadas ya pretende presentar una demanda contra la televisión, la chivata y todos los que se pongan por delante. Está claro que algo huele mal y se debe limpiar cuanto antes el atletismo (no hablo aún de otros deportes porque este artículo se centra en aquél), porque es la base, junto con la natación y la gimnasia, de los Juegos Olímpicos.

Vamos a tener por lo tanto demandas, juicios y otros procedimientos por doquier, pero el que más me interesa desde el punto de vista legal es el de los atletas que, controlados negativamente, van a sufrir las consecuencias de lo que parece que era un sistema que algunos habían puesto en marcha para esconder sus positivos por productos dopantes.

La clave está en que no se puede poner a todos en el mismo saco, pero al AMA tiene alma de verdugo y la IAAF tiene miedo de perder su condición de gran deporte olímpico, ya que sufriría un golpe casi letal.

Sebastian Coe, su nuevo Presidente, que tuvo una gran idea de crear un a modo de Champions League atlética, aunque en el sentido de sacar al atletismo de los estadios y llevarlo a ciudades que acogerían el deporte como se hacía en tiempos victorianos, con carreras en las calles o en las universidades „¿quién no recuerda la famosa película Carros de Fuego y la carrera entre soportales en Cambridge?„ parece ahora mudo. Así es, no ha dicho ni ´mu´ en estos días porque le habrá cogido todo esto con el pie cambiado. Él que quería poner al atletismo en un lugar cercano al fútbol, atrayendo masas a las competiciones, en o fuera de los estadios, ve su proyecto derrumbarse, ya no solo por este asunto de Rusia, sino porque Kenia está siendo investigada y porque su predecesor, Lamine Diack, ha sido también sancionado por el COI y dos de los hijos de éste están bajo la sospecha de haber extorsionado a atletas rusos para no sacar a la luz sus dopajes.

Esto último es ya la gota que colma el vaso, porque si los dirigentes (o sus hijos que también estaban en el atletismo) no son de fiar (y no hablo de FIFA€) la gente de a pie no puede sino sonrojarse.

Finalmente, como adelantaba, los pleitos por competir van a aparecer, por parte de quienes están limpios y a los que se les quiere privar de sus Juegos, la máximo expresión deportiva atlética. Quedan pocos meses para Río y la carrera parece la judicial y no la del estadio. Para volver a la limpieza, veamos de nuevo esos espléndidos ´Carros de Fuego´.