anorama triste. El Valencia se encuentra en una posición complicada. Dudas, muchas dudas y una maleta dejada en el olvido por Nuno Espírito Santo que da la impresión de que nadie se atreve a abrir. Para mi el tema se sencillo, pero lo digo desde fuera, con ojos que miran desde fuera y con la ilusión propia de un veterano de mi edad. El Valencia tiene arreglo, está presente en tres competiciones y tiene la obligación de demostrar su cara amable en las tres para conseguir que la gente empiece de nuevo a creer en un proyecto que da la impresión que se despedaza. ¿Y cómo? Pues no hay nada mejor para retomar la buena senda que una victoria contundente hoy ante la UD Las Palmas. ¿Difícil? Esa pregunta hágansela a un seguidor grancanario, ellos sí que lo ven de un negro que da pavor.

Fichaje (uno, dos...)

Otra realidad: el Valencia necesita recomponer varios signos de su figura. Por ahí me mojo y estoy absolutamente a favor del director deportivo Suso García Pitarch. Lo de Abdennour empieza a ser un problema grave. No tanto por él solo, que también, fundamentalmente el problema reside en que si Abdennour está más fuera que dentro —su cabeza está fuera del todo— deberíamos tener algún suplente digno que tomara ese puesto con dignidad... Y por ahí el Valencia hace aguas en base a esa extraña planificación realizada en su día por Mendes y Nuno. El tema es sencillo: Abdennour no está, pero no existe nadie con capacidad para actuar con un mínimo de decencia en el puesto de central. Y miren, eso, cuando ya sabías la temporada pasada que el gran Otamendi se iba a pirar, es una falta de previsión casi casi intolerable. Si yo fuera Lim hablaría en serio con Mendes, pero en serio en serio, ya vale de mamonadas.

El segundo fichaje

No voy a hablar de ningún jugador en este caso aunque se me ocurren varios puestos que reforzar. El asunto para mí es sencillo. Se trata, fundamentalmente, de reforzar la cabeza de la gente, la cabeza del colectivo, dejarse de historietas y centrarse en lo realmente importante que no es otra cosa —hoy hablamos de Copa— que dejar medio liquidado a Las Palmas en el partido de Copa de hoy en Mestalla. El Valencia de hoy en día puede ser cualquier cosa, un club bastante descontrolado e incluso desnortado, pero los jugadores que salten hoy vestidos de corto a la entrañable pradera de Mestalla tienen la obligación de dejar medio sentenciado el pase a semifinales de la Copa a poquito que hagan los deberes como toca. Un buen resultado puede tener el significado de estímulo que tanto andan buscando los jugadores, alineados en su mayoría a favor de Gary Neville.

Varios Marchenas

Carlos Marchena ha colgado las botas. Y sí, pensando sobre él y en todo lo que hizo por este Valencia —pienso en todo, en general, en el sentido amplio de su adiós y en la importancia que tuvo como jugador— hoy necesitaríamos su espíritu guerrero y complicado para poner a la Unión Deportiva en su sitio. Piensenlo. Marchena ahí en la defensa formando tándem con Mustafi. O el espíritu de Marchena, de ese futbolista entregado y nada dócil que siempre se encontraban los enemigos del Valencia. Sea como sea, en ambos casos, yo hoy me acordaré de don Carlos. Me acordaré de su fútbol y le diré adiós sin apenas levantar la voz de entre los pliegues de mi camisa. Y luego sí, luego chillaré en voz alta animando al Valencia para ver si de una vez por todas mi voz —y la de ustedes— contagia en intensidad al juego del equipo. Ojo, jugamos los cuartos de final de la Copa... y eso es mucho se llame como se llame tu entrenador. Los que vayan a jugar deberían saberlo de memoria.

Lea más opiniones de colaboradores, aquí