Estamos muy malitos. Cada semana la cosa está peor, para qué vamos a engañarnos. No levantamos cabeza. Hace una semana vino el Rayo del fashionable Paco Jémez, el equipo que da espectáculo pero que no gana, que está al borde del abismo... Y nos dieron un repaso. En casa. A mediodía. Delante de los niños. Sin pudor. Nos salvó la lumbrerada de Negredo y el pundonor de Alcácer. André Gomes estuvo bien, no lo niego. Pero en general dimos vergüenza propia y risa ajena. ¿No hay equipo fácil? Vale. ¿En el fútbol todo puede pasar? De acuerdo. Pero si juegas a perder, lo normal es que pierdas.

Cerrando filas

El único espectáculo del domingo pasado lo dio Jémez. El resto vinieron a ver qué pasaba. Así es imposible. ¡Y hoy vamos a Coruña! Que alguien les diga a los pimpollos que allí nos tienen muchas ganas ¡A lo mejor no lo saben! El domingo hubo lío en el vestuario, al descanso. Se comentó que el míster había dicho que no merecían llevar la camiseta. Neville salió al poco a la palestra a negarlo. Una de dos: o es mentira y alguien ha colado el bulo, o es verdad pero el entrenador cierra filas para que no se le escapen las gallinas durante el medio año que le queda. Pero claro, para eso ya teníamos a Nuno. Tampoco es tan grave si las gallinas no tienen plumas. Si es así, se dice. ¡Al fin y al cabo, los espectadores somos testigos!

Capitán

Una de dos: o están desmotivados, o están asustados. En cualquiera de los dos casos, su incapacidad para reaccionar los convierte en futbolistas mucho menos importantes de lo que sus fichas indican. Ya lo sospechábamos cuando se fichó a golpe de Mendes a algunos jugadores que había que buscar en Youtube para saber quiénes eran. Además, tenemos lío por el cese como capitán de Parejo. Por mucho que luego Neville diga que Dani fue el mejor, ese paripé no es el mejor asesoramiento de imagen para él, y además demuestra que no estamos en lo que hay que estar. Quizá tenga razón Neville, quizá el capitán tiene que tener más carácter. Al fin y al cabo, él lo fue muchos años. De eso entiende. Pero esas cosas se dejan para el final, salvo que sirvan para transformar a un equipo de perdedores en uno de ganadores, como en las películas de beisbol.

Ryan vs. Jaume

Otro debate: el portero. ¿Por qué Jaume está de repente fuera y es Ryan titular? Sólo se me ocurre una explicación: el idioma. El inglés favorece la comunicación entre el míster y el portero e inclina la balanza un pelín justo hacia Australia. Porque mira que tiene problemas el equipo, pero justo la portería no era uno de ellos. De todos modos, las soluciones deben ser tácticas, no de nombres. Da igual el portero. Seguimos en bucle. Contra Las Palmas casi palmamos. Y eso que no jugamos del todo mal. Lo cual nos lleva a la conclusión de que, por mucho que se pongan objetivos, no es que no se quiera. Es que no se puede.

Vicente

Ahora que ha regresado Suso García Pitarch la cuestión es saber si le van a dejar tomar decisiones ejecutivas. Porque si le dejan, esto va a parecer un erial. De momento, hemos fichado a Vicente Rodríguez como adjunto en la secretaría técnica. Ojo también con estas cosas. El crack de Benicalap fue un jugadorazo, pero desconocemos sus prestaciones con la corbata. Tampoco hay que convertir el Valencia CF en una oficina de regeneración de futbolistas. Ya existe la Associació de Futbolistes y tiene una labor encomiable en muchos objetivos. No obstante, de Suso me fío. Ahora mismo, es la única esperanza. A todo esto, ¿por qué fichamos en su día a Alesanco, con la cantidad de exjugadores del club que podrían hacer esa labor? Preguntar no es ofender, ¿eh?

Equipo 3.0

Al final, el Valencia CF es un club virtual en la época de las nuevas tecnologías. Ya no hay distancias. Los negocios se cierran por Skype. Los padres hablamos con nuestros hijos en la distancia por Facetime. El dinero es una cifra intangible en una pantalla. Y nuestro principal accionista está a 11.123 kilómetros. Pero el fútbol, además de un negocio, es un deporte. En el que se corre, se suda, se ríe y se llora. Y a veces, para dar un puñetazo en la mesa hace falta la presencia física. Hace falta sentir que tu padre te mira por encima del cogote para ver si estás haciendo bien los deberes o estás pensando en la mona de Pascua. Quizá, en el fondo, el problema sea que no damos miedo ni a nosotros mismos.

Actitudes

Es también la época de las generaciones de chavales que ni estudian ni trabajan. Ni sienten ni padecen. Sobreprotegida. Cómoda. Calentita. Con su Playstation y su nevera llena. Que va a su aire. Pero ahí fuera está la selva. Ahí hay gente preparada que ha ido a las mejores escuelas. Los mejores del mundo. Y también gente que tiene mucha hambre y nada que perder. Que muerde sin contemplaciones. O luchamos o se nos comen. Lo peor es estar en medio. No duras ni un asalto. Y nuestros jugadores están en un momento delicado, porque no van cara al aire. Ni hacia delante ni hacia atrás. No dudo que estén sufriendo. Seguro. Pero la labor es mental. Hay que recuperarlos. En un deporte, precisamente, no se puede estar fuera de juego.

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