Hablar sobre Álvaro Negredo es complejo para mí. Tengo en mi cabeza su pasado como enorme futbolista y tengo en mi cabeza también su enorme influencia sobre la actual plantilla del Valencia. Hablar hoy de Negredo es complicado y posiblemente un marrón absoluto. Pero debo hacerlo. Debo hacerlo por mí y por el respeto que le tengo. Y debo hacerlo también por lo mucho que quiero al Valencia y por la tremenda desazón que siento en estos momentos. La realidad me dice que hemos ‘palmado’ de forma inmisericorde ante el Sporting, un equipo menor. Y la realidad me indica también que hemos invitado al nerviosismo a apoderarse de esta plantilla en el peor momento. Nos jugamos mañana la vida contra el Barça y no da la impresión de que sea un momento sosegado para que pase esto.

Lo del goleador

La lesión de Alcácer llegó por una jugada tonta y en un momento absolutamente trascendente para el equipo. Su recambio natural es Negredo, eso es obvio, pero nos encontramos con una realidad que ni el propio jugador parece admitir. ¿Qué Negredo nos encontramos en este momento? Pues sin duda un Negredo lejos de su mejor forma, lento en su forma de moverse por el campo y lejos de estar en un estado de forma medianamente correcto como para atreverse a hacer las grandes jugadas que sí se le daban bien al mejor Negredo en su mejor época. Así las cosas falla goles por intentar lo irracional, por no ceñirse al alcance de juego del actual Negredo... Y ese exceso repercute negativamente en el equipo de forma peligrosísima.

Conocer los límites

Y sí, Negredo, el individuo, tiene un ascendente tremendo en la plantilla. Pero ese ascendente tiene unos límites demostrados sobre el terreno de juego. Negredo no es ni de lejos el gran Negredo que fue en su día. Tiene el suficiente fútbol en sus botas para ser un futbolista interesante pero siempre que él mismo sepa donde están sus límites actuales y se ciña a ellos repasando el guión una y mil veces. Negredo debe decir adiós de forma urgente a ese fútbol vistoso y elegante que lucía en su día. Ahora la realidad es otra y bueno sería por él mismo y por el rendimiento de todo el equipo que lo aceptase de forma inquebrantable. El Negredo vistoso y rompedor ya no existe, pero sí existe ese jugador de la plantilla del Valencia que sabe moverse por un terreno de juego con galones pero sin florituras bobas. Y sí, bueno sería que el profesional de nombre Álvaro conociera a toda velocidad al futbolista de nombre Negredo y se pusieran a trabajar juntos en nombre de todo el Valencia CF.

Y otras cosas

Ayer fue el día de entradas y salidas, de fichajes y desfichajes, de ilusiones y torpezas. Pues bien, el Valencia ha sabido en mitad de la crisis dar un nuevo aire a su plantilla. Apunten los nombres de Cheryshev y Siqueira como dos incorporaciones importantes que se ha traído casi de golpe y porrazo García Pitarch justo cuando se apuraba el último día para mejorar una plantilla tan corta en efectivos realmente interesantes como lo es la del Valencia. Los fichajes son de gente buena que mejora la plantilla. Y las bajas también confirmadas en el día de ayer —Lucas Orbán al Levante y Rodrigo de Paul a su club del alma, Racing de Avellaneda— sirven para remodelar en positivo una plantilla excesivamente corta en talento. Ojo, todo son cesiones como corresponde a una época corta en efectivo pero amplia en intereses. El Valencia sale ganando y eso ya es un dato importante para recargar las pilas y dejar de sentir sombras borrascosas sobre el futuro del club. De momento, ya saben... mañana partidazo en la Copa del Rey ante el Barça en el Camp Nou. Y yo espero que estas entradas y salidas de futbolistas sirvan para que el Valencia recupere una autoestima que hasta ayer tenía por los suelos.

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