Lo primero que he de decir es que me parece muy bien que hoy orientemos nuestro cara a cara sobre lo del sábado. Porque lo de esta noche, estorba. Es duro el concepto estorba una semifinal de la Copa del Rey, pero la realidad es que no va a aportar nada bueno. Hasta este punto de degradación hemos llegado esta temporada. Nos toca elegir entre lo urgente (esta noche) y lo importante, que es sin duda el partido del Espanyol. Y el peso de lo que nos jugamos es tanto que hay que prescindir de lo inmediato para centrarse en la carrera de fondo que te debe llevar a salvar el cuello. Así que a pasar como se pueda el trago de esta noche, que no es fácil, y a centrarse en aquello en lo que nos va la vida: la Liga.

Desgraciadamente mis peores presagios se han venido a cumplir. Cuando te dije el domingo en el que el Valencia empató contra el Rayo Vallecano que este año el Valencia iba a luchar por no descender, me tomaste por loco. Muy poquitas semanas después, Salvatore, estás más o menos como yo. Ya no te llega la camisa al cuerpo.

Por tanto, toca parar la pelota. Bajarla al pasto. Pisarla y mirar lo que tienes delante.

A ver, te faltan algo así como 18 puntos (seis victorias) para asegurarte la permanencia en la categoría. Cuanto antes las consigas, menos tiempo estarás con el agua al cuello.

Lo que se nos plantea hoy es si lo del sábado hay que calificarlo como decisivo. Hombre, luego tienes Granada, pero a cada jornada que pasa y no ganes vas tirando comodines de inmunidad futbolísica y vas notando más el frío punzante del gancho que te acecha el cuello.

Encima el Espanyol viene muerto tras encajar un 0-5 ante la Real Sociedad en su propia casa.

Lo del sábado no es decisivo a nivel de fríos números, pero encierra otros aspectos, otros matices. Encierra la sensación de peligro, de miedo. Encierra apelar a un carácter que no estamos viendo esta temporada, y que conforme te vayas quedando sin tiempo va a acabar siendo decisivo para sacar el carro del fango. El del sábado es el último encuentro antes de entrar en el terreno del pánico absoluto.

O sea, y dicho de otro modo, un picotazo del periquito el sábado puede ser letal.

Pero como tú me contaste el lunes los planes de Mériton y están convencidos que los dos próximos partidos se van a ganar, yo estoy ya mucho más tranquilo...

Mare meua! Espero que la afición empuje, porque sólo de pensar en que las cosas se pongan peor, ya me entran los siete males.

Queda mucho por delante. Pero cuanto antes nos pongamos a la faena, más sufrimientos nos ahorraremos.

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