Esto no tiene muchos secretos. Es tan viejo como el fútbol. Las victorias -mucho más cuando son así de contundentes- apagan cualquier debate. Por encima de ser reales o artificiales los debates, cada vez que la pelotita cruza la porción de la línea blanca que hay entre palo y palo de la portería, las dudas quedan sepultadas por los elogios. Incluso está mal visto hacerse preguntas cuando los resultados son buenos.

Pero para eso estamos aún a riesgo de la impopularidad. Las preguntas cabe hacérselas siempre. Siempre que uno quiera pensar y que tenga la suficiente libertad para poder opinar libremente.

Esto es tan sencillo como pulsar el ambiente el pasado jueves antes del encuentro ante el Rápid de Viena. Tan poca confianza había en el once que se vislumbraba iba a actuar por la noche, que lo más suave que uno podía leer/escuchar es que Gary Neville iba a tirar la Europa League.

No seré yo quien salga en defensa del técnico inglés -no cambio para nada mi visión de las cosas, hace semanas que debería estar fuera del Valencia CF- pero hay una porción del triunfo en la noche del jueves -apostar por un once en el que nadie creía- que corresponde únicamente al preparador británico. Es más, desde el miércoles vengo defendiendo en estas mismas páginas -en el cara a cara habitual con Salva Folgado- que la prioridad para el Valencia era y es lo de esta tarde, el partido de Granada.

La impresión es que el equipo comienza a quitarse toneladas de peso de la mochila del miedo y el bloqueo. Y que estamos en el momento clave para definir de manera definitiva hacia dónde vas en esta Liga. Si este domingo el equipo sale de Granada con los tres puntos podrá seguir creciendo y mirar para adelante. Todo lo que no sea conseguir una victoria significaría volver al terreno de la duda y a eternizarte en el viaje hacia ninguna parte.

En el partido de Granada no sólo se va a medir el momento futbolístico del Valencia. Debido a la situación límite de los locales, el aspecto competitivo-emocional tiene mucho que decir en el Nuevo Los Cármenes. Y ahí el Valencia parte con ventaja gracias a la inyección del jueves.

Que la plantilla compruebe que el teórico once de los no habituales sea capaz de jugar al fútbol, y que como consecuencia de ese buen juego le acabe pasando por encima al Rápid es un punto a favor de la confianza del grupo en un cara a cara sobre el alambre como el que se va a vivir este domingo.

Manejar de manera inteligente la balanza de la presión en el momento de marcar definitivamente tu rumbo en la Liga es de una importancia vital. Hoy comprobaremos si hay continuidad. Sería la mejor de las noticias.

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