No les voy a dar su apellido no vaya a ser que se haga famoso y se vuelva medio lelo. Su nombre sí, y se llama igual que un hombre que entrenó al Valencia hace ya muchos años: Koldo. El nuestro, ese que entrenó al Valencia, era Koldo Aguirre y logró sacar al Valencia de una situación en apuros constante. El otro, ese coleguilla de Bilbao, debo reconocer que es un tipo que tiene un toque ácido alucinante y que se ríe de las cosas casi por sorpresa, riéndose pero sin apenas reirse, algo que huele mucho más a cachondeo aunque en el fondo sé que mi amigo Koldo le mete humor a la cosa pero pasa del cachondeo... Y menos con un amigo de esos que ya acuñan un buen montón de años a sus espaldas.

Lo de la Uefita

Pues sí, va a ser que sí, va a ser que jugamos frente al Athletic Club en la Europa Legue -yo la llamo copita de la UEFA como he hecho toda mi vida hasta que se llega a ´semis´- y que a mi amigo Koldo le entra una risa que apenas puede contener vía teléfono. Koldo es un tipo severo como buen vasco pero tiene además ese toquecito borde de todo valenciano que se precie. Y sí, claro, el domingo por la noche, después de escribir sobre el disparate del Valencia, recibo una llamada por el móvil y al ver en la pantalla el nombre de Koldo me empieza a entrar un sudor frío. Vaya por delante que Koldo sabe perfectamente lo que se debe decir y que además emplea las malas palabras, los tacos, con esa precisión que solo saben utilizar los vascos de pura cepa. Total, le doy al botoncito de recibir llamada e inmediatamente recibo el saludo de Koldo al más puro estilo Koldo que he recibido en toda mi vida: «Joder, la hostia, Vicente, dile a tu Neville que aquí en Bilbo -entiendan seguidores del Athletic- le estamos esperando con los brazos abiertos...».

Y sigue y sigue

Le digo «hola» pero no me hace ni caso. Él va a lo suyo, a la Uefita, a la Europa League, y le pasa lo mismo que a casi todos los seguidores del Athletic: ya se ve en cuartos. Lo de medirse al Valencia le da cierta risa comentando los últimos veinte minutos que jugaron los de Gary Neville contra el Atlético: «¿Pero ahí que está pasando, Vicente?». Me pongo presto y dispuesto a contestarle de forma sosegada, más o menos a decirle que el Valencia perdió el norte en los últimos veinte minutos de forma bochornosa, pero no me sale razonamiento alguno. Además, él coge marcha absolutamente solito. «La hostia Vicente, aquí el jueves dile a tu míster que tarde en sacar al equipo lo mismo que tardó en sacar a Negredo a petición popular frente el Atleti. Dile, tú que seguro eres amigo suyo, que aquí en Bilbo tenemos a Aduriz y que él solito os va a hacer un hat-trick o como se diga eso de tres pares de congojos y que la eliminatoria la vamos a dejar resuelta este jueves. Yo lo siento Vicente, sé que tú sufres y lo pasas mal, pero joder al fútbol o se juega o no se juega y lo que hizo tu Valencia es no jugar...».

Paso de Koldo

La conversación siguió por ese camino. Es decir, Koldo no paró de hablar ni un minuto y a toda velocidad mientras yo me quedaba medio extasiado, escuchando sin argumentos para plantarle cara, sin saber qué decir... Y sí, el Valencia se juega el jueves en Bilbao gran parte de su futuro europeo y la realidad es que poca gente del Valencia apuesta un euro por su equipo, mientras en Bilbo dan por seguro que su Athletic pasará sin despeinarse. El asunto es grave. A este Valencia le vemos una cara terrible y nos da la impresión de que su técnico ha perdido gran parte de la confianza de sus propios jugadores. Como uno es un animal de costumbres y, al margen de periodista, valencianista, yo creo que en el fútbol existen las sorpresas mayúsculas y son esas las que dan sentido y pasión a este deporte. ¿Puede el Valencia ganar en Bilbao? Difícil, para qué nos vamos a engañar. Pero poder, sí se puede. Al menos es lo que le dije al pesado de Koldo. Con cariño.

Más artículos de opinión de Vicente Bau, aquí.