Detecto dos miedos a día de hoy fundamentalmente en el valencianismo. Uno de ellos lo comparto, el otro lo veo infundado. El primer miedo es el de comprobar de dónde van a salir los puntos necesarios para salvar la caregoría. Miren, les confieso que por más que uno quiera ser optimista, veo el rendimiento del grupo, la implicación —o la falta de ella—, lo pésimamente que está trabajado este equipo y el calendario que queda por delante, y no me llega la camisa al cuerpo.

Por mis cálculos creo que con dos victorias más (6 puntos) podremos darle ya carpetazo a este horror de temporada. Pero ¡ay amigo! Busco y no hallo. Miro lo que está pasando en este club, y no veo un pilar sólido al que agarrarme. Veo que el partido ante Las Palmas es una final y nuestro entrenador se ha puesto al servicio de su graciosa majestad porque allí hay sesenta millones de ingleses esperándole por los sólo dos ó tres de aquí. No encuentro la figura habilitada por la propiedad para que entre en ese vestuario y haga un Luis Aragonés (qepd). Aquello del «mírenme a los ojitos». Alguien que encalara directamente a los cinco cobardes que no tuvieron arrestos a sentarse en el palco ante el Celta por si ‘sus excelencias’ se veían en el doloroso trance de recibir alguna crítica. No veo a nadie de los que tienen mando capaz de ponerse en su sitio y saber de la trascendencia de lo que se juega este equipo el sábado en la isla. De ganar ya casi cierras esta pesadilla de ejercicio. De perder, la m... te va a comenzar a llegar a la altura del cuello o incluso más arriba. Cuidado.

Si todo ello se sobrepasa, es decir, si el Valencia consigue mantenerse en primera —manda huevos que estemos en estas—, vendrá la segunda parte: la temporada que viene y la reconstrucción de la plantilla. La falta de Champions va a obligar a reducir drásticamente el presupuesto por el fair play financiero. Y ahí observo a gente preocupada. Parece que quieran que el club se convierta en una mini copia del Madrid o del Barça, en ricachones presumiendo de oropeles (cuánto mal hacen los estereotipos que se vende desde la prensa nacional).

Al Valencia CF nunca le hizo falta dinero para juntar buenos equipos. Como tampoco ahora al Atlético. Simplemente hay que acertar en los profesionales y dejarles trabajar. Gastar no sirve de nada (Negredo, Abdennour, Rodrigo...). Lo que sirve es tirar menos de chequera y más de sentido común. El dueño tiene la última palabra, esperemos que haya aprendido algo del desastre que ha montado. Si deja trabajar a los profesionales, no veo el segundo miedo por ningún sitio. Nunca nos vino bien ir de ricos.

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