A estas alturas supongo ya a todo el mundo enterado que la noticia tras la cena del jueves es que no hay noticia sobre el futuro inquilino del banquillo del Valencia. Lim decide seguir marcando sus tiempos por encima de los lógicos del fútbol. Quienes se encuentran en Singapur cuentan -y aquellos que no somos dignos de estar allí, hemos de fiarnos de quienes nos ofrecen su testimonio- que tras la cena en la que no hubo ni un sólo guiño del propietario a Ayestaran, el amo del club se dignó a hablar con los periodistas.

En su dialéctica ante los allí presentes, Peter Lim asumió que había cometido esta temporada multitud de errores y que tenía que cambiar cosas para hacer un gran Valencia. Curiosamente dijo esto en la misma cena en la que aplazó la decisión y por tanto el club sigue bloqueado a la espera del beneplácito desde Singapur. Se vuelve a evidenciar la existencia de dos ´Valencias´. El que juega al fútbol está aquí y el que toma las decisiones sobre el que juega al fútbol está en Singapur.

No dudo de que el propietario quiera lo mejor para su inversión. Pero de ahí a que vaya a cambiar cosas sigue existiendo un trecho bastante importante entre su exposición y sus hechos. Ahora mismo Valencia y Espanyol son los únicos equipos que aún no tienen entrenador para la próxima campaña. Ambos tienen propietario oriental. Y es evidente que marcan sus pautas por encima de las necesidades de funcionamiento de manejo de los tiempos en el fútbol.

Esta semana Layhoon reconoció que las diferencias culturales están dificultando el proyecto de Meriton en el Valencia. De hecho, hace tiempo que pienso que la presidenta está comenzando a descubrir que este no es un negocio al uso de los que ya maneja Meriton, pero aún le falta para comprender y dominar las aristas del mundo de la pelotita. Y aún más, ya veremos cuánto tarda en entederlo el propietario. No es un mal comienzo detectar la raíz del problema, pero me temo que no veo mucha voluntad en limar diferencias culturales desde aquel lado de la mesa. Parece ser que admiten que van a otra velocidad, pero que es el fútbol el que debe amoldarse a sus parámetros en lugar de ser al contrario.

Así que no queda otra que esperar a que Lim decida quién será el entrenador. Y sobre todo, que acierte. Porque por mucho que se pretenda implantar aquí la filosofía oriental, otro año como el que hemos vivido no lo soporta ni Confucio. Lo entiendan o no desde allá, los malos resultados en fútbol cabrean. Y mucho...

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