Antiguamente, se extendió por el continente la coña marinera de que África empieza en los Pirineos, ingeniosa frase atribuida a los franceses y que a los españoles nos tocaba los bemoles. No deja de ser irónico que, doscientos años después, Alemania marque el rumbo (que es lo que se morían de ganas de hacer durante toda la vida, a las duras o a las maduras), Inglaterra está Brexit arriba, Brexit abajo, Francia en plenas revueltas y España insertada pero pastando por sus campos de corrupción. La ausencia de fronteras se resquebraja por el sur, a medida que el welcome refugees suena más a eslogan de anuncio de refrescos que a compromiso real y firme. Todo cambia a cada instante. El fútbol también. El deporte es un reflejo de la vida.

Copas y normas

Europa ya no es lo que era. En política y en fútbol. Ahora, la Copa de Europa, la que jugaban sólo los campeones de liga de cada país, se llama Champions League, un campeonato que puede ganar perfectamente el perdedor de su propia liga. Y la Europa League es la copa de la UEFA€pero menos. Al menos se cargaron la Intertoto, que era como una copita de casi todo a 100. El otro día supimos que se van a introducir doce reglas nuevas. No una ni tres, sino doce. ¡Doce! Que si el triple castigo, que si el saque de centro, que si nos quedamos sin paradinhas en los penaltis€ Gira el mundo, gira, hasta para Blatter y Platini, y si te descuidas para Villar. Cambian las caras, cambian los formatos, cambian los dueños, pero la afición ahí está, esperando a ver qué cae.

Sectores

La del Valencia CF es tan maravillosa que es capaz, por ejemplo, de reunirse por sectores (el 5 y el 13, este fin de semana) y montar sendos fiestacos en Tuéjar y Paiporta, para algo tan increíble como comer, cantar, empaparse del espíritu y retroalimentar su ilusión. Miles de personas sencillamente contentas de encontrarse por tener algo en común que ilumina su día a día. Podrían esperar a ver cómo soluciona Suso el sudoku de fichas, pero para quedar, verse, cantar, comer y reír les da igual cómo esté el percal de altas y bajas. Bueno, a nadie se la buf,a pero nada les va a condicionar la fiesta, vaya. Ellos van a estar ahí. Siempre. No sabemos los cambios que va a haber. Pero aprendí hace mucho que no hay que tener miedo de los cambios. Nunca. Por eso renovamos los pases, sin atisbo de duda.

Sevilla rules

Muchas cosas cambian, y en este nuevo vivero el Sevilla es rey de la Europa League. Lo que no quiere decir que sea un club más importante que el Valencia CF. De recordarlo se encargó muy bien esta semana García Pitarch, que puso los puntos sobre las íes. El Sevilla no es el Valencia CF, y da risa plantearse la comparación. Con el debido respeto, así es. El Sevilla compite la Europa League, pero todo el mundo sabe que los únicos que le han disputado en la última década la Liga a Barça y Madrid son el Atlético y el Valencia CF. No les quitemos méritos, pero que no nos resten los nuestros.

Los que se van

Ahora quieren a Feghouli. Puede dar ´guru-guru´ pensar que el argelino se pueda salir en el equipo en el que brillan Emery, Banega y Rami, con las que liaron aquí, especialmente los dos últimos. Pero a mí me da igual. Su ciclo parece haber terminado. Su regularidad tiene más lapsus que el Guadiana. También suena que los sevillistas quieren a Alves. Para mí el portero es grandioso. Pero si el problema es que nos sobran puertas, hagamos caja, porque sin salidas no hay entradas. Es de cajón. Por cierto, no sé por qué todo el mundo dice que habría que mirarse en el espejo del Sevilla. ¡Si son ellos los que no nos quitan ojo!

Los que vienen

El Valencia CF sigue a Diawara y a Kostic, y el personal pide a Camacho y Albiol. Si trajeran a los cuatro, el compromiso de regeneración sería real. ¿Cómo convencerlos? He ahí el problema. Hoy en día, nuestro club no despierta las ilusiones de antaño, y menos sin estar en Europa. Para vender la ilusión de un proyecto hay que darle a los posibles fichajes de renombre la sensación de que van a ser importantísimos en el mismo. Hay que ofrecer compromiso, política de club, cuidado de imagen, proyección internacional. Y clima, y calidad de vida, y cuidados y mimos. A cambio hay que exigirles competitividad hasta el extremo y compromiso hasta la extenuación. Al final, todo es marketing contradictorio. Para comprar, hay que saber venderse.

Villa, Villa

Una forma de hacerlo es poniendo referentes. Por ejemplo, estuvo Villa por estos lares, cuidando de la juventud en su escuela en Puçol, con los amigos de El Planter. Al final, hay que mostrar a tipos así como modelo a seguir para los nuevos. Aparte de ser una persona con valores y bien educada, su valencianismo está fuera de duda. Hay quien dirá que el cuento es muy bonito cuando ganas títulos. Pero es que sin gente así de preparada para competir y con ese talante humano es muy difícil ganarlos. Para recoger frutos hay que tener el árbol bien plantado y la cabeza bien amueblada. El objetivo es volver a fichar pollos con cabeza, de una vez. Ya lo decía mi abuelo: ¡Coneiximent!

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