Ya me has salido con tus enamoramientos de esteta trasnochado. Todavía no entiendo bien porqué los amantes del ´fútbol milonguita´ os creéis que este deporte os pertenece y despreciáis cualquier otra vía de las múltiples que ofrece, más rico en variantes hacia el éxito que vosotros en la concepción del mismo. ¿Ahora me sales con André Gomes? ¿Otra vez estamos con lo mismo? Pero que ´cansinismo´, ¡por Dios! Que lo que nos preguntan es por dónde mejorar una plantilla que ha quedado decimosegunda en la Liga y ha hecho la cuarta peor temporada de la historia.

¿Tú quieres montar un equipo en torno a André Gomes? Como diría mi padre (qepd) pa tú el pato i la cistella. Pero yo no. No entraré en si se ha de quedar o no, pero sí te quiero dejar un concepto bien clarito. El Valencia siempre fue grande con el cuchillo entre los dientes, nunca cuando intentó enamorar. El ADN del Valencia CF es por definición bronco y copero, como reza la leyenda. El club de Mestalla tendió hacia el éxito más en torno a Ayalas, Albeldas y Barajas, que alrededor de Aimares o ´Andreses´ Gomes.

Así que, por pedir que no quede, comencemos trayendo un central de ´rompe y rasga´. Uno de aquellos que a las diez jornadas de liga ya haya levantado una campaña en la prensa de Madrid poniéndole la etiqueta de violento. Tú me entiendes, es prioritario encontrar un Ayala o un Otamendi. Desde ahí todo será mucho más lógico. Construir desde la figura de un buen central hace que mejore todo su entorno más cercano. Los ecosistemas en Mestalla son mucho más sostenibles si la cadena alimenticia comienza por los delanteros contrarios que engulle el central de turno. Como nos parecieron mejores Fuego, Mustafi o Gayá cuando estaba Otamendi.

Tú dame un central de jerarquía y moveré el mundo, o sea, comenzaré a reconstruir esta plantilla. Déjate de elegir el color de la moqueta, Folgado. A esta casa le hacen falta unos cimientos sólidos. Y si sobra algo después de cimentar bien la vivienda (no parece el caso), ya veremos si ponemos moqueta o parket flotante. Y ya puestos, si lo podemos acompañar de un medio centro ´clónico´ en cuanto a características, soy capaz de venirme arriba y todo. Sobre dos piedras como esas construirá el valencianismo su iglesia.

No os niego que tengáis derecho a alegraros la vista de vez en cuando (al contrario, los dictadores estetas sí nos negáis nuestro derecho a los futbolistas fuertes, rocosos y que no tiren caños y ruletas), pero eso sería el postre. El primer plato, el de caliente, el bueno, el que quita el hambre, debe ser un central más fuerte que el vinagre. El resto, por más que te pese, Folgado, son brindis al sol.

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